Muertes, llantos y mucho dolor dejó el paso catastrófico las lluvias del sábado 18 de noviembre. Pérdidas irreparables de aquellos que perdieron la vida en este desastre climático. Esto arrasó desde zonas vulnerables y el centro urbano de la capital hasta barrer con muros que parecían indestructibles.
Un disturbio sin nombre pasó como una maldición a sacarnos todos los trapos sucios, como la falta de políticas públicas para preparar la ciudad frente a inundaciones.
En un reportaje realizado por la periodista Addis Burgos, para el programa Desclasificado, se destacó la mediocridad en la asignación de recursos para mantenimiento de obras, falta de visión hidrológica en estructuras públicas, y un plan preventivo vago.
Son 30 las historias humanas de dolor. Hace mucho tiempo la República Dominicana no había tenido 24 horas tan trágicas por eventos de la naturaleza. Desde personas que arrastraron las violentas aguas hasta la catástrofe de nueve personas aplastadas por un muro de hormigón en la capital.
Víctimas a causa del agua de disturbio tropical
El primer cadáver de las lluvias fue Keisi Ortíz, de 29 años. Este joven resultó arrastrado por las aguas del arroyo Las Vacas, de Sabana Larga, Ocoa, tras el colapso de un puente.
Leer más:
El colapso de un muro en el paso a desnivel ubicado en la avenida 27 de Febrero, esquina Máximo Gómez, fue el epicentro que dejó un total de nueve víctimas mortales. Al momento de este derribarse quedaron atrapados en cinco vehículos las víctimas.
Omar Alejandro Méndez Avilés, de 70 años, y su hija Solange María Méndez, de 31. Así también, el nacional haitiano Bonet Dobelier, de 35; el fiscal puertorriqueño Michael Orozco, de 30 años, y su esposa embarazada María Nereyda Martínez Vásquez, de 32, y sus padres Ramón Martínez Cesani, de 75, y Awilda Vásquez Burgos, de 68.
Por último, el general retirado Eduardo Cabrera Castillo, de 65, y una nacional haitiana indocumentada. Todos fallecieron a causa de traumas contusos craneoencefálicos severos por el aplastamiento.
Entre los fallecidos después del mediodía se encuentran dos mujeres y un niño, a quienes identificaron como Altagracia Morillo Montero, de 35 años, luego Samuel Morillo Figueroa, de tres años, y la madre del niño, Dariza María Figuereo, de 25 años. Sus muertes se produjeron a causa de un deslizamiento de tierra en el sector Bellas Colinas, en Santo Domingo Oeste.
Igualmente, en el municipio Higüey, Anabel Núñez Jiménez, de 19 años, perdió la vida en el vehículo en que viajaba cuando las aguas la arrastraron del arroyo Santa Clara. En Barahona Camilo Sánchez falleció al caerle una pared encima.
De igual forma pereció el haitiano Sansale Oguile, de 50 años, arrastrado por el desbordamiento del río Los Arroyos; Dahiana Heredia, de 20 años de edad, falleció al ser aplastada cuando una casa en construcción cayó sobre su habitación en el sector La Zurza.
Asimismo, Rubí Duarte fue arrastrada por las aguas del río Yuna, que desbordaron todos sus límites hasta desestabilizar los vehículos que cruzaban por la carretera.
El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) contabilizó 55 comunidades sin comunicación.
Otras pérdidas
Las lluvias causaron daños tanto en las viviendas como en las cosechas de arroz principal fuente económica de la zona. El proyecto AC46 de El Limón del Yuna, es el proyecto de arroz más grande de Latinoamérica. Cuenta con 200 mil tareas en tierras de reforma agraria.
Del total de la producción de arroz que se cosechó en el Bajo Yuna, se perdió un 25 por ciento, lo que equivale a un margen significativo de la cosecha.
Temen que vuelvan a inundarse las parcelas de arroz y se pierda la próxima producción, lo cual sería un gran daño para los productores.
Comparten su clamor de que el Estado intervenga. En diciembre se comenzaría a plantar la primera cosecha, lo que no podrán en las actuales circunstancias.
