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El cambio drástico en la vida de Robelkis luego que su expareja la bañara en aceite caliente | Desclasificado

La vida de Robelkis Altagracia Torres cambió en un instante cuando el 30 de diciembre fue atacada por su expareja con un caldero de aceite hirviendo. Desde entonces ha enfrentado cada día como una batalla por su supervivencia, desafiando las secuelas físicas y emocionales de un trauma inimaginable. 

No obstante su resistencia, hoy día se mantiene escondida bajo las serias amenazas de ese hombre que advierte no descansará hasta matarla.

La periodista Addis Burgos realizó un reportaje para el programa Desclasificado. Aquí revela como Robelkis Altagracia Torres, de 27 años y madre soltera de tres hijos, conoció a su verdugo Melkíades García Guerrero, de 48 años, quien era chef en un restaurante de Bávaro, Punta Cana.

Robelkis afirma que han sido tres meses de mucho dolor físico y emocional, con quemaduras de tercer grado en alrededor de un treinta por ciento de su cuerpo, brazos, espalda, pecho, pierna, cara, cuero cabelludo. Su rostro sonriente desapareció en un abrir y cerrar de ojos, entre muchas batallas ahora lucha por la vida mientras su agresor huye.

«Cada día es una batalla», confiesa y en su rostro la determinación se mezcla con la angustia mientras lucha por encontrar su camino en un mundo que de repente se volvió hostil.

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Según la víctima, los últimos días del 2023 estuvieron marcados por el fin de la relación por parte de ella y una obsesión que explica la obligó a abandonar la vivienda, pese a que se trataba de la casa que ella había alquilado y donde luego él llegó a quedarse.

Robelkis nunca imaginó que el 30 de diciembre su vida cambiaría

En ese momento, para el feriado de Navidad estaba dispuesta a partir hacia Valverde a ver a sus hijos, pese a que el hombre oponía, ese día subieron las tensiones.

Indica que se quedó con sus hijos cinco días y decidió no regresar a esa casa hasta que Melkiades Mejía, su expareja, se fuera.

Con diferencias personales de por medio, aun así ambos estaban obligados a verse en el lugar de trabajo donde él hacía de chef y ella de camarera en un importante restaurante.

Agrega que nunca se habían hecho enemigos, por lo que no creyó que él quisiera hacerle daño físico, razón por la que acudió al llamado.

Lo que nunca imaginó es que ese aceite caliente era una diabólica trama en su contra.

El recuerdo de ese fatídico día aún persigue a Robelkis en sus sueños, como una sombra imposible de sacudir.

El dolor agudo del calor abrasador y el olor penetrante de aceite caliente llenan su mente una y otra vez, como un eco de la pesadilla.

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Odisea de Robelkis para tratar sus quemaduras

Todo ha sido muy nuevo, el tratamiento de las quemaduras de tercer grado es una odisea dolorosa y compleja. Los vendajes, las cirugías reconstructivas y las terapias de rehabilitación se convierten en su rutina diaria, cada sesión una batalla contra el dolor y la desesperación.

A su realidad se agregan los altos costos de los medicamentos. En un proceso que supone un mayor avance pudo regresar a su nuevo refugio, pero debe ir al hospital a hacerse curas interdiarias. Cada sesión requiere la aplicación de tres cremas que se acaban con un solo uso y representan un gasto de 3000 pesos para la familia.

En ese mismo orden, su expareja Melkiades Mejía Guerrero, mientras huye, ha buscado la manera de comunicarse con ella. Una de sus formas es desde un número extraño en donde se hizo pasar como alguien que quería ayudarla para comprar sus medicamentos pidiéndole la dirección para hacer un envío.

Con una foto del edificio donde se encontraba resguardada escribió: «Llegué, pero no estoy en ti, que Dios te cobre lo que me hiciste, serme infiel, soy fuerte mi gente aquí, y si Dios está ahí que me perdone por lo que hice».

El mensaje escrito con todo nivel de faltas ortográficas fue justo lo que hizo que ella le reconociera cuando se hizo pasar por alguien que quería ayudarle. 

Tratando de justificar sus hechos, escribió otro mensaje junto a una foto de ella: “Yo en esta vida pagaré por mi condena, pero tú pagarás por todo tu engaño y traición». Dice, tratando de acusarla de sus celos mientras huye. 

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Aferrada a su madre

En medio de la oscuridad, Rabelkis y su madre se aferran mutuamente, encontrando consuelo y fuerza en el vínculo indestructible que comparten. A medida que el sol se pone sobre otro día marcado por el dolor y la lucha, se aferran a la promesa de que la sanación finalmente pueda encontrar su camino hacia sus vidas hoy destrozadas.

En tres meses la investigación no ha podido establecer el paradero de Melkiades Mejía Guerrero, y su libertad es una permanente amenaza.

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