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Conozca proceso de quema de droga incautada

Addis Burgos con su programa Desclasificado fue testigo del destino final de más de 300 kilos de drogas por las autoridades.

La periodista cuenta que fue testigo directo de lo que las autoridades llaman el destino final de la droga. Una experiencia única en la que se nos permitió participar en la quema de narcoticos incautados. Narra la historia en las próximas líneas.

Es un jueves soleado de agosto. La invitación al campamento militar de la primera brigada de infantería del Ejército prometía ser un viaje al corazón mismo de la lucha contra el narcotráfico.

A las 10 de la mañana, el sol brillaba sobre la vegetación que rodea la base militar. Allí un importante cargamento de 315 kilogramos, con 611 gramos y 577 miligramos de cocaína. Adicionalmente, 945 gramos y 96 miligramos de marihuana, 2 kilogramos con 17 gramos y 973 miligramos de crack, 13 gramos y 683 miligramos de éxtasis. Y 12 gramos con 880 miligramos de hachís aguardaban su destino final en las llamas.

Protocolo de la quema

En el lugar se encontraba un representante de la DNCD, otro del Consejo Nacional de Drogas, Salud Pública y un cuarto del Colegio Médico.  Nos recibe Francisco Gerdo director del Instituto Nacional de Ciencias Forenses, órgano que luego de cada incautación tiene el mandato de ley de determinar si una sustancia incautada es droga o no.

Nuestro mayor reto es la carga de trabajo y la presión del tiempo, porque tenemos que dar resultados rápido. Los imputados en la mayoría de los casos se apresan en flagrancia y tenemos 48 horas para dar respuesta y el laboratorio tiene una cantidad de casos a los que tiene que dar respuesta de manera rápida para evitar que un tribunal pueda poner en libertad a estas personas.

Francisco Gerdo, Director INACIF

Nos encontramos en el lugar rodeado de militares para ser testigos del evento que marca el fin de la ruta de la droga incautada.  Es un ritual que cada jueves comienza temprano.

 Para Francisco Gerdo, el director INACIF, quemar más de 300 kilos de drogas es “una quema que es poca droga, mucha droga, cómo en función de lo que cada semana se realiza”.

El humo pone espeso el aire

A este punto el aire se siente cargado del olor a marihuana.  Asumimos los protocolos y observamos la escena. Pesa sobre las autoridades la responsabilidad de asegurar que estas drogas no vuelvan a la calle. ¨La droga se recibe y hay un proceso el cual se llama cadena de custodia, la droga va pasando de mano en mano, un responsable de recibir, un responsable de analizar, la droga vuelve y se empaca y la droga se entrega al área donde almacenan, al área de bóveda y son ellos los que custodian esta droga hasta el día de su incineración, indica Gerdo.

Se lee un acta de incineración de drogas que especifica las sustancias que han sido trasladadas al campamento en detalle. Y se nos informa que tendremos la oportunidad de elegir una muestra de cualquiera de las drogas para ser sometida a una prueba frente a los testigos. Es cuando pedimos que se nos permita tomar dos.

La droga, celosamente vigilada

A medida que se acercaba la hora programada, una fuerte escolta de soldados rodeaba las pilas de drogas incautadas. Había paquetes de cocaína, bolsas de marihuana y diversas sustancias ilegales entre ellas vapers. Estos últimos, las autoridades han alertado una nueva moda de mesclar drogas líquidas, también 628 gramos y 720 miligramos de sustancias que habían dado negativo tras operativos.

Soldados rocían gasolina y gasoil sobre la droga, el gasoil al ser un combustible aceitoso dura más ardiendo lo que será importante para destruir la marihuana que representa la mayor complejidad. Esto, debido a que es almacenada por las redes en paquetes compactados que deben sacarse y descomprimirse para este proceso de quema. Los guardias triplican el combustible sobre la marihuana.

El fuego es encendido por un soldado, un rugido llenó el aire y en segundos las llamas se apoderan de la escena alcanzando la altura.

El olor inunda el aire

El calor se hace sentir incluso a la distancia y el penetrante olor a combustible y drogas impregna el aire. Se siente como si el fuego estuviera cobrando venganza al poder destructor de la droga.

Era un momento simbólico, la destrucción de estas drogas representaba el fin de un largo y peligroso viaje desde la producción hasta las calles. Las drogas ardieron por más de dos horas, y durante ese tiempo, la vigilancia era absoluta. Los militares y las autoridades no se retiraron una acción que se realiza para evitar cualquier robo o sabotaje.

La quema de 315 kilos de cocaína y otras drogas en el campamento militar esta semana es presentar a ustedes solo una parte de esta realidad país que vivimos con la danza del mundo de la droga. 

Mientras esto ocurría algunos soldados detrás de cámaras me compartían sus historias sobre enfrentamientos con narcotraficantes y la importancia de su labor. Para ellos, este evento es una confirmación de que su trabajo vale la pena.

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