La calle Federico Geraldino, considerada una de las más importantes del Ensanche Piantini, en esta capital, es en honor al empresario y emprendedor del mismo nombre.
Don Federico Geraldino, no sólo fue un emprendedor hombre de negocios que suplió a la naciente corporación de electricidad del país los primeros equipos para la instalación de sus redes, sino que también impulsó decididamente el arte, los deportes y la educación.
Fundó instituciones sociales y culturales, ofreció sus aportes a causas caritativas y apoyó con entusiasmo a médicos recién graduados sin recursos para iniciar el desarrollo de sus especialidades
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Procedente de una familia humilde de Puerto Rico, llegó al país desde Ponce, donde nació el 15 de julio de 1898, hijo de Mariano Geraldino y Julia Maldonado de Geraldino.
Cuando ya eran notables sus progresos económicos en el país, procuraba colocación aquí a sus paisanos desempleados. Este gesto le mereció un resonado homenaje de gratitud de la sociedad puertorriqueña.
Aportes sociales
Precisamente personas sencillas ayudadas por Geraldino, guardianes de los potreros que entonces eran los terrenos donde hoy se le recuerda por medio de una villa, los que sugirieron para él, ese reconocimiento.
Juan José y Federico Geraldino eran dos de 10 hermanos, dedicados a un negocio de electricidad en San Juan Puerto Rico. Cuando técnicos norteamericanos comenzaron los trabajos de la compañía eléctrica Dominicana, Federico se independizó y decidió venir al país en 1923, en un hidroavión que arribó a San Pedro de Macorís. Instaló en la avenida España la casa Geraldino y aunque empezó vendiendo artículos de electricidad, después fue el representante de las más afamadas marcas universales de electrodomésticos.
Debido a su crecimiento, trasaladaron la empresa a las calles arzobispo Meriño y Conde. En esta última dirección estuvo abierta al público hasta hace alrededor de 25 años.
Pese a su juventud y elemental formación profesional, Federico Geraldino poseía especial habilidad para los negocios. A los anteriores agregó el de bienes raíces. Adquiría y vendía casas y solares y así fue como compró a la familia Morales Piantini, los terrenos donde hoy tiene una calle.
Apoyo al arte
Su sensibilidad se manifestaba también en el arte. Era el protector del afamado humorista Don Paco Escribano, al que le importó la estación de radio de Villa Duarte. Por allí, el comediante trasmitía su programa cada tarde y auspiciaba sus presentaciones frecuentes en el teatro Julia que era propiedad de Gerardino.
El teatro «Julia», popular centro del arte de aquella época lo construyó Geraldino en la avenida Duarte, donde hoy está Plaza Lama y lo bautizó así en honor a su madre, no de la progenitora del dictador, como se ha pensado.
Cuando mataron a Trujillo, se le tuvo que cambiar el nombre al teatro, porque las turbas lo iban a incendiar debido a esa falsa apreciación. Entonces para protegerlo, sus herederos le llamaron «Estela» en honor a su segunda esposa, Estela Román Ricardo.
Fue el principal teatro de esos tiempos, si no el primero. Allí él patrocinó entre otras, las actuaciones de Eduardo y Rosa Elena Brito, de los Bufos Cubanos, Alberto Beltrán y ahí debutó Monina Solá.
Don Federico Geraldino fue de los fundadores del Santo Domingo Country Club, el casino de Guibia y el Club de la Juventud. Durante algunos años se dedicó a la masonería.
Origen de la calle
La calle que lleva su nombre está localizada en lo que fueron predios que Geraldino dedicó al ganado. Esta vía que lleva el nombre del comerciante, se denominó así por la iniciativa de Ciprián, alcalde pedáneo que cuidaba la tierra en los bajos de lo que es hoy la Gustavo Mejía Ricart.
En aquel entonces la calle le llamaban «Primera» y a la Gustavo Mejía Ricart que la atraviesa , le llamaban el callejón de «Mister Rogers».
La Federico Geraldino se extiende desde la avenida 27 de Febrero hasta la Haim- López Penha, abarcando los ensanches Piantini, Paraíso y Yolanda Morales.
Falleció en Santo Domingo, el 26 de diciembre de 1953.
