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Operación Cattleya: Jovencita de 19 años obligada acostarse con 10 hombres en un día

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Santo Domingo, RD.-Escuchar el relato de una jovencita de 19 años, que fue engañada por proxenetas para prostituirse, es de espanto. Narra que llegó desde Bucaramanga, Colombia  a Santo Domingo con la promesa de una amiga de infancia de que vendiendo mercancía podría tener dinero y algunos lujos. Así comienza una de las 80 historias de niñas victimas de trata de la operación Cattleya.

La niña, de quien se omite el nombre por protección legal y a quien llamaremos Flor en este escrito, es una de las víctimas de la operación Cattleya. Ella hábilmente pudo ponerse en contacto con un coronel, a quien solo conoce como José, para que la liberará del infierno al que cayó tan pronto piso tierra dominicana.

Durante un interrogatorio en Cámara Gessel, al que CDN tuvo acceso, Flor cuenta que cayó en la red a través de su amiga Paula.  “A través de una amiga de muchos años. Ella comenzó aparentar una vida de lujo. Hasta que llegó un día que ella me escribió que quería proponerme algo. Era para venir a trabajar aquí a Republica Dominicana para vender una mercancía. Que ella me ayudaba, que lo pensara. Que ella me estaría pagando los vuelos, que ella me los iba a pagar, que lo pensara”.

Luego de varias llamadas para convencerla, Flor le dijo que sí. “Y ya para el jueves 28 de abril ella me enviaría los tickets,  me indicó que me diría los que yo tenía que decir en migración en Colombia para poder viajar, porque yo iba sola. Tenía que decir que yo iba por trabajo”.

“Me dijo que su novio al que le dicen “Cirujano” me iba a recoger. El novio de ella me iba a recoger. Que a él le decían el Cirujano. Insistió en que le mandara una foto para que Cirujano me reconociera. Y me envío una foto de él para que yo lo recociera”, explicó.

Explica que se sorprendió al ver que en el vuelo desde Bogotá a Santo Domingo venían unas 15 niñas, similares a ellas. “Paula me reenvió un audio del Cirujano, donde me dice que no hablara con nadie en el vuelo, porque venían más de 15 colombianas. Porque iban muchas niñas”, narra Flor a la representante del Ministerio Público que realiza la entrevista.

Comienzos en la prostitución

Flor contó a la fiscal que cuando llegó al aeropuerto la recibió una persona. Enviada por El Cirujano. Que se montó en un carro y que la llevaron a comer. Ya en el restaurante El Cirujano le revela para qué traficaron con ella.

“Tienes una deuda de tres mil dólares. Nosotros ofrecemos unos servicios básicos, que son sexo oral y sexo vaginal con condón. De ahí todo lo que usted haga es adicional, todo se cobra.  Yo le dije marica yo no vine a esto, que no era eso lo que Paula me había dicho”, cuenta Flor en la entrevista.

Dice que el mismo día que llegó no pudo ni comer, porque ya le tenían un cliente.  “Un cliente que se llama Fermín. El me llevó a comer luego a un casino, yo le hice el servicio. Cuando terminé el me pagó, pero no sabía cuánto me había pagado. Cirujano me estaba esperando afuera. Cuando me subí al carro él me pidió la plata y me dijo que me habían pagado mil 200 pesos”.

Todo el dinero de los servicios era para los proxenetas

“Me hicieron fotos en estudio en lencería, que son las fotos que usan para vendernos. Con una persona conocida como Chino. Cirujano salió y se llevó mi pasaporte. Yo hacia todos los servicios, porque quería salir rápido de pagar esa deuda”.

Cuenta que el dinero de los “servicios” era distribuido en los miembros de la red. “Solo me quedaba con la propina, porque de los servicio no me podía quedar con nada, porque ellos se quedaban con el dinero del servicio. Son seis mil pesos, mil pesos de taxis, mil pesos de comisión porque ellos son los que buscan los clientes. Los cuatro mil que quedan son para la deuda. Uno solo se queda con la propina que el cliente a veces quiere dar. Buscaban la manera de que usted no se quedaran con nada nunca”.

Flor cuenta que como vivían en el Hotel Oscar trabajaban las 24 horas del día. “No podía negarme a un servicio, porque si no hacia un servicio me lo cobraban a mí. Yo no tenía plata para pagar esos servicios.  Trabajaba de 12 del mediodía a 8 de la mañana. El hotel es 24 horas. Si llega un cliente, todas tenemos que salir para que el cliente elija con quien quiere estar”.

Los precios oscilaban en media hora por  tres mil pesos, una hora 4 mil. “En un día se recibían hasta diez servicios”.

La situación la llevó a usar drogas. A la pregunta de si la red la obligaba a consumir drogas dijo que ellas la pedían empujada por la situación. “Yo las pedía, la marihuana El Cirujano me acompañaba a comprarla. Si queríamos ron lo pedíamos. Y la cocaína se lo compraban a Yerbín”.  A ese traficante lo describió como gordito y cachetón.

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Flor narra que tenía un novio en Colombia, que luego de muchas mentiras tuvo que decirle que estaba teniendo relaciones sexuales porque tenía que pagar una deuda. Porque si no la pagaba su familia iba a tener problemas.

Dice que a través de su novio conoció al coronel José. “Le escribí y hablé todo el día con él. Eso fue un domingo, no me dieron permiso porque ya era de noche. Le envío los números a José de donde podían solicitar un servicio”. El oficial es señalado por las autoridades como la persona que se hizo pasar como cliente para conseguir pruebas en contra de la red. Todos presos a espera de conocimiento de medidas de coerción.  

“El escribió y me solicitó a mí. Dígale que la quiere flaca, pelinegra para que tengan que escogerme a mí”.

Explica que la llevaron a un hotel donde la esperaba el oficial. “Él me solicitó el servicio, hable con él y con una psicóloga que estaba con él. Me dijeron que tuviera un voto de confianza. Me rescataron, el coronel me llevó a la casa de su mamá. En oficina yo declaré y desde ahí estoy en custodia de la Procuraduría”.

Entre los responsables de la miembros de la red que identificó están uno conocido como Dionis, del que dice es policía.  Además a los taxistas, a quienes señala como Cirujano, Luis, Pichita, Carlos, Cristian, Teo y Robert.

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Más contenido por Alba Nely Familia

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