El presidente Danilo Medina ha estado ejecutando un tipo de diplomacia que busca el desarrollo económico y social en la isla de Santo Domingo.
En la reciente visita al país de Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, fue evidente el interés del gobierno dominicano de que se destinaran recursos de la cooperación binacional hacia proyectos que promuevan el desarrollo humano tanto en la República Dominicana como en Haití.
La solicitud del presidente Medina a la Unión Europea para que construya dos hospitales en la frontera se traducirá en mejores servicios de salud para segmentos de población muy pobres. Esto elevará su capacidad de trabajar y de generar ingresos, lo cual reducirá la incidencia de extrema pobreza que afecta a esa región.
La diplomacia del desarrollo también se expresa en los acuerdos negociados entre el ministro Gustavo Montalvo y el primer ministro Lamothe. A través de esos acuerdos se promoverá el comercio y la inversión, y se regularizarán los flujos migratorios entre ambas naciones.
Los beneficios de esa diplomacia son reconocidos por el propio Rompuy, quien señaló: “La Unión Europea está convencida de las ventajas de la cooperación regional sistemática basada en el reconocimiento de los intereses comunes y como forma de superar rivalidades, vencer retos y generar prosperidad.”
Y más si se tiene en consideración que, al final de cuentas, es a la República Dominicana que más le conviene que Haití mejore sus condiciones de vida.
