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Divertido encuentro entre Barack Obama y Jerry Seinfeld

Uno de los hombres más influyentes de Estados Unidos se dio el gusto de charlar unos minutos con Barack Obama . Desde hace algunos años, Jerry Seinfeld conduce el programa web Comedians in Car Getting Coffee, un título muy preciso que explica exactamente de qué se trata el show: de comediantes andando en auto y tomando café. Así, se dio el gusto de entrevistar a toda clase de invitados que van desde sus antiguos compañeros de Seinfeld, hasta populares figuras como Amy Schumer, Howard Stern o Jim Carrey. Y para el comienzo de la séptima temporada, el actor buscó al actual presidente de Estados Unidos.

A lo largo de casi veinte minutos, Jerry mantuvo una amena charla con Obama en la que, fiel a su estilo, el comediante buscó tocar todos los tópicos vinculados a la cotidianidad de la Casa Blanca y sobre cuáles son las trivialidades en la vida de un presidente.

Luego de la obligada presentación del auto (en este caso un Corvette Stingray de 1963), Seinfeld llega a la Casa Blanca y de ahí al despacho de Obama. «Soy muy popular entre los chicos de 0 a 8 años, probablemente porque como mis orejas son algo grandes, parezco un personaje de dibujo animado», fue una de las primeras cosas que dijo el mandatario. En ese momento, se hizo evidente la habilidad de Seinfeld para instalar rápidamente el tono de comedia, mostrándole a Obama que si bien es él quien está jugando de visitante, es el presidente el que debe obedecer al espíritu de la entrevista.

En la nota, la política fue un tema prácticamente nulo. Jerry le hizo apenas dos o tres preguntas sobre ese mundo; una de ellas fue cuáles son sus presidentes favoritos, a lo que Obama respondió que «Teddy Roosevelt debió haber sido un tipo divertido con el que salir por ahí».

En el último tramo de la charla, e instalados en la cafetería de la Casa Blanca, hablaron un poco más sobre política cuando Seinfeld le preguntó cuántos líderes mundiales piensa que están dementes, a lo que Obama respondió «bastantes», para luego agregar: «Mientras más tiempo alguien está a cargo, más chances tiene de que le pase eso».

Quizá el gran momento del programa fue cuando Obama le preguntó a Seinfeld si le había contado que alguna vez que jugó al golf con el actor, productor y guinista Larry David, a lo que Jerry le contestó con tono sarcástico: «No, porque vos y yo no hablamos muy seguido». Luego, miró a cámara con gesto de «qué salame», mientras Obama reía de fondo. Ese momento demuestra claramente que, a diferencia de lo que sucede con muchos conductores que suelen tratar con empalagosa demagogia a los políticos invitados, Seinfeld no modificó la línea de su programa en pos de hacer quedar bien a Obama, sino que mantuvo firme su estilo y se río con él (y de él) como si el presidente fuera un invitado más.

Una vez más, Seinfeld sigue demostrando que es amo de sus dominios.

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