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Así fue la relación Chávez, Castro y Maduro

Así fue la relación Chávez, Castro y Maduro
Así fue la relación Chávez, Castro y Maduro

Todo empezó en 1994, cuando el entonces presidente de Venezuela, Rafael Caldera, decidió suspender un proceso judicial contra Hugo Chávez por el delito de rebelión militar después de pasar dos años en prisión, y recibió en su despacho a representantes de la dirigencia anticastrista en el exilio.

Aunque la segunda elección de Cladera había tenido mucho que ver con el apoyo de la izquierda local, y desde su primer gobierno (1968-73) había sido un artífice de la distensión con Cuba –en 1996 suscribiría decenas de convenios comerciales con la isla-, Caldera quiso mostrar su autonomía de vuelo.

Castro reaccionó con desagrado ante la cita. Así que invitó a Hugo Chávez a dar una conferencia en la Universidad de La Habana. Lo que parecía en principio una represalia contra Caldera, resultó un acto magnífico de previsión estratégica por parte del dirigente cubano. Intuyó el potencial de la estrella emergente de Chávez.

El 13 de diciembre de 1994 Fidel Castro recibió en el aeropuerto de La Habana a Hugo Chávez. El que cuatro años después se convertiría en presidente de Venezuela era, por aquel entonces, un militar derrotado y recién salido de la cárcel después del fallido golpe de Estado de 1992. Una secuencia con gran parentesco a la que sufrió Fidel después del Asalto a la Moncada en 1953. Fue un flechazo mutuo.

“Sentí su mirada penetrante”, recordaría Chávez. Aquel recibimiento fue el primero de muchos y el inicio de una relación que ha marcado la historia reciente de los dos países.

La Cuba de las últimas dos décadas no se entiende sin la Venezuela de Chávez, como tampoco el auge y la consolidación de la revolución bolivariana se puede explicar sin la figura de Fidel.

Ambos fueron los pilares sobre los que se construyó el socialismo del siglo XXI que predominó durante años en América Latina y que hoy vive sus últimos estertores, con Venezuela sumida en una crisis económica e institucional galopante. Juntos impulsaron organismos de integración como el Alba o Petrocaribe, convertidos en símbolos de una época sin la mayor trascendencia, sobre todo el primero, hoy en día.

La relación de Chávez y Castro, forjada a partir de una concepción similar del socialismo, trascendió lo ideológico. Antes de la llegada del mandatario venezolano al poder, los intercambios comerciales entre ambos países no superaban las decenas de millones de dólares. Con la consolidación de Chávez pasaron a más de 6.000 millones de dólares un año antes de la muerte del líder bolivariano, en marzo de 2013.

A ello hay que sumar el suministro de más de 100.000 barriles de petróleo con un precio preferencial, una tendencia que se ha visto afectada por el desplome de los precios del crudo a nivel internacional y el deterioro de la situación política y económica de Venezuela. En el primer semestre de 2016, según datos de Reuters, el suministro de petróleo cayó un 20%.

Si el petróleo ha sido determinante para la Cuba de los Castro –satisface el 60% de la demanda de la isla-, no menos importante ha sido la presencia de médicos cubanos en Venezuela.

Hasta la muerte de Chávez se calculaba que cerca de 32.000 médicos cubanos trabajaban en Venezuela y más de 176.000 venezolanos habían sido atendidos en la isla, además de las 676.000 personas operadas gracias a la colaboración con Cuba. Todo ello forjó un respaldo incondicional de las bases chavistas hacia su líder, un respaldo con el que cuenta cada vez menos su sucesor, Nicolás Maduro.

La llegada de Maduro al poder, junto a la caída de los precios del petróleo, ha agrandado la división entre la forma de concebir la actualidad de unos y otros. Aunque la defensa de Venezuela ha sido férrea por parte del régimen cubano, mientras Raúl Castro optó por iniciar un deshielo con Estados Unidos, Venezuela se ha ido aislando cada vez más en América Latina.

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