A propósito del día de la espirometría, es importante conocer que las enfermedades asociadas con el sistema respiratorio constituyen un problema de salud a nivel mundial y se catalogan dentro de las diez causas de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pueden afectar el desempeño y la productividad, que generan incapacidad y en casos extremos la muerte prematura.
Uno de los métodos exploratorios más utilizados para la detección de enfermedades pulmonares y respiratorias es la espirometría. El examen se realiza por un neumólogo o especialista médico. Esta es una prueba diagnóstica rápida e indolora, utilizada para medir la cantidad de aire en los pulmones, como también la velocidad del flujo de aire (inhalaciones y exhalaciones) durante la respiración.
La prueba diagnóstica es hecha a través de un espirómetro, lo cual es un dispositivo manual. La prueba tiene una duración entre 5 a 30 minutos, dependiendo de la cantidad de veces que se deba soplar en el dispositivo. El paciente debe persistir sentado y exhalar aire, soplando varias veces por la boquilla del espirómetro.
Las enfermedades que son diagnosticadas a través de este dispositivo son las que afectan al sistema respiratorio como enfisema, bronquitis crónica, fibrosis pulmonar y asbestosis. El estudio tiene un bajo costo, se realiza a personas a partir de los 3 años de edad y no requiere de una rigurosa preparación previa.
Aunque la preparación varía exceptuando las siguientes indicaciones:
- No ingerir alimentos de forma abundante y no realizar actividad física intensa dos horas antes del examen.
- Si el paciente es fumador deberá abstenerse de fumar el día anterior al examen.
- No tomar té, café, bebidas carbonatadas o alcohólicas antes del estudio.
- En caso de estar bajo algún tratamiento médico, el especialista indicará si deberá suspenderlo temporalmente antes de aplicar el estudio.
El examen se debe llevar a cabo cuando:
Este se efectúa sí la evaluación preliminar efectuada por un especialista, se aplica en los siguientes casos:
- Para determinar síntomas respiratorios: tos, catarro, sibilancia o falta de aire.
- Para diagnosticar o hacer seguimiento a enfermedades respiratorias y pulmonares (asma, fibrosis pulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
- En personas fumadoras o exfumadoras.
- En la evaluación de la función pulmonar, previo a una intervención quirúrgica.
Si usted tiene una enfermedad respiratoria conocida, o factores de riesgo para padecerla, visite a su médico.