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Día de Nuestra Señora de la Altagracia, advocación mariana desde inicios del siglo XVI

Nuestra Señora de la Altagracia, también conocida como Virgen de la Altagracia. Foto: Fuente externa
Nuestra Señora de la Altagracia, también conocida como Virgen de la Altagracia. Foto: Fuente externa

Como cada año, el 21 de enero en la República Dominicana se celebra el Día de Nuestra Señora de la Altagracia, también conocida como Virgen de la Altagracia. Los orígenes de esta advocación mariana proceden desde los inicios del siglo XVI.

Nuestra Señora de la Altagracia, además conocida como «Tatica, la de Higüey«, es un boceto que muestra a la Virgen María observando con dulzura al Niño Jesús, mientras este reposa tranquilamente sobre el pesebre.

Su fiesta patronal es considerada como día festivo/no laborable en la el país.

Cabe resaltar que la Virgen cuenta con muchos fieles devotos que concurren desde todo el territorio dominicano a la Basílica de Higüey, en la provincia La Altagracia. También se destaca la devoción a ella en regiones fuera de la República Dominicana, donde existe una fuerte influencia dominicana, como la ciudad de Nueva York, donde su fiesta patronal es también el inicio del Mes de Herencia Dominicana.

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Principios de Virgen de la Altagracia

Algunos historiadores y párrocos de la Iglesia católica mencionan que a partir del 12 de mayo de 1502 trasladan la imagen de la Virgen de la Altagracia a una parroquia en la Villa de Salvaleón de Higüey, bajo las órdenes del obispo de Santo Domingo, García Padilla.

En dicha época habían llegado a Higüey los hermanos Trejo, Alonso y Antonio, quienes provenían de Plasencia, localidad de la comunidad autónoma Extremadura, España, con familia en Garrovillas de Alconétar; fue en Extremadura en la localidad de Garrovillas de Alconétar, según cuenta la historia, donde la Virgen María se le apareció a una pastorcilla encima de una piedra.

La niña se llevó la pequeña imagen en su zurrón a la cabaña, pero a la mañana siguiente había desaparecido, volviendo a aparecer en la misma roca. La infanta intentó llevarse la imagen varias veces, pero siempre ocurría lo mismo, hasta que las personas del lugar oyeron la historia y al excavar debajo del peñón, encontraron el retrato que se venera hoy en día en el santuario que levantaron en su honor.

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Más contenido por Redacción CDN

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