SANTIAGO, Chile — La presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, perdió el sábado a su viceministra de Defensa, quien renunció a su designación cuando faltaban cuatro días para asumir, tras las críticas de víctimas de violaciones a los derechos humanos, que acusan a su padre de haber torturado y violado a mujeres durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
En su carta de renuncia, publicada por el equipo de Bachelet, Carolina Echeverría pidió a los familiares y víctimas de la dictadura que tengan confianza en el programa de la futura mandataria, que establece que «los derechos humanos deben ser la base normativa mínima de una sociedad democrática, que permita la convivencia nacional en torno a principios de dignidad, igualdad, justicia, diversidad y tolerancia».
La presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, aseguró que la renuncia de Echeverría marca «un buen precedente, porque habla de una futura presidenta que escuchará a la ciudadanía, y tomará decisiones asertivas ante fundamentos moralmente sólidos».
«Era inaceptable ética y moralmente» que Echeverría continuara en su cargo «pero finalmente se escuchó el sentimiento y los fundamentos de los familiares de las víctimas de la dictadura y el terrorismo de estado», agregó Lira a The Associated Press.
Según el relato de las víctimas, el capitán del ejército en los inicios de la dictadura Víctor Echeverría, fue un hombre cruel, que no sólo torturó, sino que también violó.
El oficial estuvo a cargo del Regimiento Buin, utilizado como centro de detención y tortura después del 11 de septiembre de 1973. Fue citado a declarar ante la justicia, aunque no ha sido procesado.
En sus únicas declaraciones, publicadas el miércoles por el vespertino La Segunda, Carolina Echeverría condenó el golpe de Estado de 1973 y las posteriores violaciones a los derechos humanos, que afectaron a unas 40.000 víctimas, de las cuales 3.095 fueron asesinadas. Aseguró además que su padre colaboró con la justicia y que lo seguirá haciendo.
Un día después, Bachelet respaldó a Echeverría, y aseguró que «los hijos no deben tener consecuencias por las decisiones» de sus progenitores.
La renuncia de Carolina Echeverría forzó a Bachelet a realizar el cuarto ajuste a su equipo ministerial, que aún no asume. En su reemplazo nombró al diplomático Gabriel Gaspar, ex viceministro de Guerra del gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) y posterior embajador en Colombia y Cuba.
El ministro del Interior del gobierno de Sebastián Piñera, Andrés Chadwick, se manifestó «sorprendido» con la renuncia de Echeverría y aseguró que «es difícil partir un gobierno con tanta presión y cediendo a tanta presión».
«Son tres los subsecretarios que no han podido asumir y a veces pueden haber buenas razones. La presidenta tiene que formar su gobierno, lo que es complejo es transmitir, incluso de forma previa, frente a una capacidad de presión, que las presiones al final prevalecen. Eso siempre es complicado para cualquier gobierno», afirmó.
Bachelet cambió previamente a la viceministra designada de Educación, Claudia Peirano, por presiones políticas y sociales. Luego hizo lo mismo con los viceministros de Bienes Nacionales, Miguel Moreno, y de Agricultura, Hugo Lara, por problemas con la justicia.
