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Haití intenta volver a la normalidad mientras RD busca aislarse del caos

En Haití intentan retomar sus actividades cotidianas mientras en RD refuerza sus fronteras. Foto: CDN Digital
RD refuerza frontera. Foto: CDN Digital

Puerto Príncipe, Haití.- En la capital de Haití, Puerto Príncipe, ciudadanos intentaron este martes retomar algunas actividades cotidianas. No obstante, El Gobierno dominicano ha interrumpido las operaciones aéreas desde y hacia Haití en medio de una ola de vandalismo en el país vecino.

Haití se encuentra sumergido en una crisis de violencia que llevó a la declaración de estado de emergencia en su territorio. Esto surge tras la fuga de miles de reclusos en un ataque pandillero a la cárcel nacional de Puerto Príncipe.

La Junta de Aviación Civil (JAC) dominicana informó en un comunicado que “suspende con efecto inmediato las operaciones aéreas de pasajeros y carga desde y hacia la República de Haití”, el país más pobre de la región.

Sin hacer referencia expresa a la situación que vive Haití, la JAC argumentó su decisión citando convenciones internacionales que establecen que cada Estado se “reserva el derecho, en circunstancias excepcionales, durante un período de emergencia o en interés de la seguridad pública, a restringir o prohibir temporalmente y con efecto inmediato los vuelos” sobre su territorio.

Las autoridades en Puerto Príncipe declararon el estado de emergencia e impusieron un toque de queda tras la fuga de reclusos, en medio de la crisis generada por el terror que siembran las pandillas desde hace meses.

RD refuerza las fronteras terrestres con Haití

La medida fue adoptada el domingo de noche, luego de que miles de presos se escaparan de la principal cárcel de Haití, la Penitenciaría Nacional.

República Dominicana ha reforzado además la presencia militar en las fronteras terrestres con Haití. Mientras, en Puerto Príncipe, retoma algunas actividades con la reactivación de transportes y comercios.

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En las calles de la ciudad, paralizada el lunes por la violencia desatada contra las autoridades el fin de semana, se pueden ver largas filas delante de tiendas, bancos y gasolineras, informó un periodista de la agencia AFP.

Los disparos de la víspera ya no suenan en la capital, donde las escuelas y las oficinas de las administraciones públicas permanecen cerradas y donde los habitantes levantaron barricadas con piedras y troncos de árboles para protegerse.

El lunes por la tarde, la policía y el ejército rechazaron un ataque contra el aeropuerto internacional Toussaint Louverture por parte de las bandas armadas que controlan zonas enteras de Haití.

Los disturbios en torno a las instalaciones llevaron a las aerolíneas internacionales a anular todos sus vuelos hacia la capital.

Un grupo de pandilleros asaltó un puesto de policía cercano al aeropuerto y lo incendió.

Desde el  pasado jueves, varias pandillas han llevado a cabo ataques coordinados contra lugares estratégicos, incluidas dos prisiones de la capital. El objetivo, según ellas, es derrocar al controvertido primer ministro Ariel Henry.

El político, en el poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, debería haber dejado el cargo a principios de febrero, pero se resiste a convocar elecciones.

Violencia en Haití impide que Ariel Henry  retorne a su país

Este martes Henry continuaba en paradero desconocido. Cuando surgió el estallido se encontraba en Kenia, donde firmó un acuerdo para el envío de policías a Haití, en una misión internacional apoyada por Washington y la ONU.

El Departamento de Estado estadounidense indicó el lunes que Henry estaba regresando a Haití. Pero, según el medio local Radio Télé Métronome, el primer ministro no pudo volver a su país por la falta de seguridad alrededor del aeropuerto.

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El gobierno haitiano decretó el domingo un estado de emergencia en la región de Puerto Príncipe “por un periodo renovable de 72 horas”, así como un toque de queda entre las 18H00 y las 5H00 locales el lunes, martes y miércoles.

Haití, considerado el país más pobre de América, afronta una grave crisis política, humanitaria y de seguridad desde el asesinato de Moïse.

Según la ONU, más de 8.400 personas fueron víctimas de la violencia de las pandillas el año pasado, incluidos muertos, heridos y secuestrados, “un aumento del 122% respecto a 2022″.

Con información d: AFP

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