Principales

Exmilitares colombianos confiesan plan para ejecutar magnicidio de Moïse

Exmilitares colombianos confiesan plan para ejecutar magnicidio de Moïse
Exmilitares colombianos confiesan plan para ejecutar magnicidio de Moïse

Exmilitares colombianos dijeron que había un infiltrado en la casa presidencial, quien daría la señal para iniciar la operación

Puerto Príncipe, Haití.- El soldado retirado Juan Carlos Yepes Clavijo, uno de los exmilitares colombianos acusados del magnicidio del presidente Jovenel Moïse, llegó a Haití el 6 de junio pasado y un mes después estaba preso y acusado de asesinato junto a 20 colombianos más. Esta semana, el exmilitar no aguantó y decidió confesar ante investigadores de ese país en qué consistió el plan para ejecutar el crimen.

La revista colombiana SEMANA conoció en exclusiva, con fuentes judiciales de Puerto Príncipe, el impresionante relato de varios exmilitares colombianos que participaron en el magnicidio de Moïse.

El soldado Yepes –supuestamente también había llegado a la isla para brindar seguridad al médico Emmanuel Sanon, uno de los estadounidenses arrestados, quien aparentemente quería ser elegido presidente–, aseguró que tres días antes del 7 de julio, cuando ocurrió el asesinato, él y sus 20 compañeros ya estaban listos para el “evento”, incluso les entregaron chalecos de protección.

Sostuvo que los primeros días alojaron a un grupo en una casa y a otro en un hotel, donde incluso entrenaban permanentemente. Durante todo el tiempo les hablaron de ayudar a ejecutar una captura. El exmilitar dijo a las autoridades haitianas que siempre recibían las órdenes del sargento Duberney Capador, quien murió en medio de estos hechos.

Setenta y dos horas antes del magnicidio fueron ubicados en una casa en la montaña, hasta donde empezó a llegar el armamento, el tipo de armas que utilizaron para el asalto fue “armas cortas y largas, entre esas, escopetas.

Las autoridades lo interrogaron sobre el origen de dichas armas y él aseguró que nunca supo, pero mencionó a un haitiano apodado Bahio o Bahión, que hablaba español y quien habría coordinado la logística del armamento con el sargento Capador. Está comprobado que cada arma de fuego costó entre 4,000 y 7,000 dólares.

Infiltrado en casa presidencial

El soldado entregó un dato clave para la investigación: había un infiltrado en la casa presidencial, quien daría la señal para iniciar la operación.

“Nos dijeron que también había una persona que estaba allá en el sitio, infiltrada. Y que esa persona nos avisaba”, detalló. “Tengo entendido que era de la misma seguridad de la persona que iban a ‘capturar’ porque estaba adentro de la casa», agregó.

Yepes fue meticuloso en el momento de entregar su declaración ante la justicia haitiana. Narró que el grupo se repartió en seis camionetas que iban distribuidas de la siguiente manera: la primera estaba asignada a tres policías haitianos, y los soldados John Jairo Ramírez Gómez y Manuel Antonio Grosso Martínez. Este grupo era el encargado de capturar a los policías del primer anillo de seguridad de la casa presidencial, esposarlos, llevarlos hasta la parte trasera del vehículo, ir hasta el segundo puesto de control y hacer lo mismo para que los otros carros pudieran ingresar libremente.

En la segunda camioneta se desplazaban los exmilitares Mauricio Javier Romero Medina, Mario Palacios Palacios, Víctor Albeiro Pineda Cardona y Naiser Franco Castañeda. En un tercer carro iban los estadounidenses y haitianos James Solages y Joseph Vincent, el capitán Germán Alejandro Rivera García y el sargento Duberney Capador. Según Yepes, estos dos vehículos “eran los encargados de ingresar al perímetro de la casa del presidente, generar los avisos de identificación como funcionarios de la DEA, mostrar la orden de arresto (si fuera necesario) y abrir la puerta principal”.

Fuentes judiciales confirmaron que, aunque el soldado Yepes lo negó, él aparece en la lista de los exmilitares que ingresaron hasta la casa del presidente, al lado de los sargentos  Duberney Capador, Mauricio Romero, y los soldados Víctor Albeiro Pineda, Mario Palacios y Naiser Franco.

Puerta principal estaba abierta

Yepes también confirmó que el comando pudo ingresar a la casa por la puerta principal que estaba abierta. “Abierta no es de par en par, pero estaba ‘desatrancada’, abría un poquito… alguien la empuja y ella se abre”, expresó. Posteriormente, descendieron del vehículo James Solages y Joseph Vincent con un megáfono y empezaron a hablar en idioma creole. “Yo lo único que escucho y que se alcanza a entender es DEA”, narró.

La operación dentro de la casa presidencial habría durado cerca de 28 minutos. Después de ese tiempo se escuchó una voz que pidió que ingresara el encargado de las cámaras. Romero, quien luego apareció muerto, le habría dado la orden de retirarse después de entregarle una grabadora de video digital (DVR).

Asimismo, habrían entregado una maleta pesada ordenándo que sea llevada hasta un vehículo blanco. Hubo algo que sorprendió en el relato de Yepes. Aseguró que cuando les ordenaron salir del lugar del crimen, solo los conductores manejaron las seis camionetas. Los demás habrían salido caminando hacía un punto insólito.

Tras el asesinato del presidente, las cosas se complicaron. “Fue muy fuerte la arremetida de la fuerza acá, nosotros dijimos: nos van a matar, aquí no hay nada que hacer. ‘Que esperen, que tranquilos’, decía Capador, ‘no disparen muchachos, tranquilos, ya estamos coordinando’. Entonces, la gente decía ‘pero qué están coordinando si llevamos todo el día acá y no se ha solucionado nada’”, expresó. Muy rápido llegó la noticia de la muerte de Romero y Capador.

Cuando vieron que no había escapatoria procedieron a buscar las montañas y se dividieron en grupos, en uno de ellos, liderado por el capitán Rivera, terminó ocurriendo algo extraño, el exmilitar les aseguró que ya estaba autorizado un supuesto refugio en la Embajada de Taiwán.

Declaraciones de exmilitares implicados

A las 3:00 de la tarde aproximadamente, la policía de Haití llegó con una orden de allanamiento a la sede de la embajada. El capitán Rivera, el único que hablaba inglés, gritó que se entregaban, que ya no tenían armas y pidió que les respetaran la vida. En ese momento fueron capturados.

La revista SEMANA también obtuvo en exclusiva en Puerto Príncipe las declaraciones del teniente coronel  Carlos Giovanni Guerrero Torres, y del capitán Germán Rivera García, ambos capturados por el crimen del presidente Moïse. Guerrero entregó información importante y sensible para las investigaciones. Aseguró que la coordinación de la operación estaba liderada por los estadounidenses y haitianos (James Solages y Vincent Joseph), y los exmilitares colombianos Duberney Capador y Germán Rivera.

Aunque coincide con Yepes en que, “en principio se trataba de arrestar a una persona muy importante de la política”, aceptó que solo en las dos últimas semanas conoció que la orden era “asesinar al presidente de Haití” y a todas las personas que se encontraban dentro de la residencia. Tras conocer el verdadero objetivo, y después de una reunión de los exmilitares colombianos con la empresa CTU (empresa de seguridad involucrada en el magnicidio), se acordó que “solo asesinarían al señor presidente”.

La confesión del teniente coronel en retiro tiene datos estremecedores. El exoficial aceptó que ingresó a la casa del mandatario haitiano, pero que únicamente llegó hasta la cocina. En cambio, delató a quienes habrían ingresado a la habitación donde dormía desarmado e indefenso Moïse con su esposa. Señaló a Mario Palacios Palacios (prófugo), y a Mauricio Javier Romero y Duberney Capador Giraldo (ambos muertos).

Testigo clave

Por su parte, el capitán Germán Rivera, en su comparecencia ante la Justicia, se ha convertido en un testigo clave para entender el entramado criminal que terminó con la vida del presidente. Por medio de la inspección de su teléfono celular, se estableció relación con la empresa CTU en las labores del personal colombiano en Haití. Fue a él a quien le llegó la orden de captura falsa contra el presidente Jovenel Moïse, de manos de Gabriel Pérez Ortiz, de CTU, quien le habría dicho que un artículo de la Constitución de Haití permitía la captura del mandatario.

El capitán Rivera dijo que tampoco ingresó a la casa del presidente, pero aceptó que él “controlaba y dirigía el personal externo que tenía que prestar seguridad esa madrugada del 7 de julio a las afueras de la residencia”, lo que facilitó el asesinato. De igual manera, confirmó que cuando se retiró del Ejército se desplazó a trabajar a Dubái, luego estuvo en Panamá durante unos meses y, posteriormente, viajó hasta Bolivia en busca de empleo, aunque no obtuvo ningún contrato.

Sobre su llegada a Haití refirió que, incluso, un hermano también estuvo en Puerto Príncipe, pero “no le gustó el trabajo y se regresó con otro colombiano”. Sobre Rivera – un investigador de homicidios de Haití– indica que viajó con Capador y con un hombre de apellido Salamanca, quien se habría regresado a Colombia con el hermano de Rivera.

Más contenido por Redacción CDN

Más noticias