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Chile sigue pidiendo justicia y verdad 42 años después del golpe de Pinochet

Chile sigue pidiendo justicia y verdad 42 años después del golpe de Pinochet

Cuarenta y dos años después del golpe liderado por Augusto Pinochet que dio paso a una dictadura militar que causó miles de muertes y desapariciones, Chile sigue clamando justicia y verdad.

En un acto celebrado en el Palacio de La Moneda, sede presidencial bombardeada por la fuerza aérea aquel 11 de septiembre de 1973, la mandataria chilena, Michelle Bachelet, destacó los avances logrados desde el regreso de la democracia, aunque reconoció que todavía queda mucho por hacer.

«Aún faltan seres queridos cuyo paradero debemos saber. Aún falta verdad por conocer y justicia por aplicar. Debemos derribar los muros del silencio que nos impiden avanzar», dijo la dirigente durante una ceremonia en la que se homenajeó al fallecido presidente Salvador Allende.

En el acto, que se prolongó casi dos horas y que congregó a unas 3.000 personas en el Patio de los Cañones de la sede presidencial, la jefa de Estado, que estuvo detenida y fue torturada durante la dictadura, destacó que las cuatro décadas después del golpe «no han sido fáciles» para la sociedad chilena.

Según Bachelet, a pesar de todo el dolor sufrido, «Chile es mucho más fuerte que ayer», pues ha aprendido que «el diálogo vale más que el enfrentamiento y el encuentro más que la distancia.»

«Todos nuestros actos deben fortalecer la convivencia democrática porque sin ella no será posible enfrentar las grandes tareas que tenemos por delante», unas palabras que, más allá del contexto del golpe de Estado, cobran un sentido especial por el crispado clima político que existe en el país.

Entre los invitados a la ceremonia estaba Isabel Allende, presidenta del Partido Socialista e hija del fallecido presidente; antiguos colaboradores de su Gobierno (1970-1973), los exmandatarios Ricardo Lagos y Eduardo Frei y parlamentarios, así como otros miembros de la familia Allende.

Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue cuando Bachelet, acompañada por Isabel Allende y miembros de la familia del fallecido presidente, depositaron una ofrenda floral en el Salón Blanco del palacio presidencial, que recrea el lugar en el que Allende se suicidó.

El acto, que empezó con una plegaria ecuménica, finalizó con un homenaje a los 38 funcionarios, colaboradores y escoltas de Salvador Allende que murieron defendiendo el Palacio de La Moneda y la democracia el 11 de septiembre de 1973.

El ministro chileno de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, quien asistió al acto, dijo a Efe que estas ceremonias son muy importantes para «poder mirar al futuro sin olvidar el pasado».

Asimismo, hizo un llamamiento a la convivencia democrática, subrayando que «siempre es necesario reforzar la democracia» y recalcó la necesidad de «buscar los consensos y diálogos» necesarios para mantenerla.

La nieta de Allende, Marcia Tambutti, directora de «Allende, mi abuelo Allende», el galardonado documental que se adentra en la realidad familiar más íntima del líder socialista, explicó a Efe que este aniversario del golpe fue «más duro que los anteriores», pues la cinta la acercó mucho más a la figura de su abuelo.

Fuera del Palacio de la Moneda, Agrupaciones de Familiares de las Víctimas, junto con otras organizaciones de derechos humanos, se congregaron frente a la estatua de Salvador Allende y la puerta por la que el mandatario acostumbraba a entrar y salir de la sede presidencial, para rendir homenaje a los caídos durante el golpe.

Miguel Farías, uno de los supervivientes de la seguridad personal de Salvador Allende, quien el día del golpe tuvo que defender la residencia del presidente, declaró a Efe que lo ocurrido en esa fecha fue una «traición» y «el inicio de un retroceso que aún no se ha detenido».

«Muchos de los supervivientes que luchamos hasta el final nos sentimos hoy menospreciados. Ninguno de los gobiernos nos ha tenido en cuenta y hoy estamos enfermos, viejos y solos», denunció.

El dirigente de la coordinadora de expresos políticos, Enérico García Concha, aseguró que los distintos gobiernos no han sabido «cerrar definitivamente los procesos», por lo que la lucha por los derechos humanos sigue siendo «totalmente necesaria».

«Vamos a seguir luchando tanto tiempo como sea necesario porque en Chile aún falta que se haga justicia y salga definitivamente toda la verdad», sentenció.

 

Más contenido por Redacción CDN

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