En un mundo donde las fronteras parecen divisiones, la modelo y empresaria venezolana radicada en Miami Tania Victoria Marín defiende la idea de que, a pesar de las diferencias culturales, somos una sola humanidad.
Con una trayectoria marcada por experiencias únicas alrededor del mundo, Tania comparte cómo los viajes en familia han contribuido a crear recuerdos inolvidables y fortalecer los lazos familiares.
“Definitivamente vivir 10 meses en Tokio, Japón, ha sido una experiencia maravillosa para mi familia y para mí”, compartió Tania con entusiasmo. Desde las particularidades de la vida cotidiana, donde la gente duerme y come en el suelo, hasta las singulares dinámicas familiares japonesas, Tania destaca la riqueza de sumergirse en una cultura completamente diferente.
«Una sola humanidad»
Con una filosofía orientada a enseñar a sus hijas la diversidad del mundo, Tania destaca: “Les muestro y les enseño que el mundo tiene diferentes colores, tal cual un arcoíris (en dialecto para niños), y que lo más importante es el respeto. A pesar de nuestras diferentes culturas y maneras de pensar, somos iguales ante los ojos de Dios o del creador; somos una sola humanidad”.
La experiencia en Japón dejó una huella significativa en Tania y su familia. Desde la tradición de entrar descalzos a las casas hasta la estructura única de los hogares japoneses, donde la esposa administra todo el dinero y las parejas prefieren dormir en camas separadas en el mismo cuarto, Tania destaca la belleza de la diversidad cultural.
“No debemos dejarnos dividir por fronteras”, enfatiza Tania. “Es un pensamiento muy personal para mí. Aunque nos dividimos en fronteras, al final, compartimos este hermoso planeta y somos responsables de cuidarlo juntos”.
Entre frutas y anécdotas
Como parte de su experiencia en Japón, Tania destacó una anécdota que recuerda con cariño y risas. De acuerdo con la venezolana por nacimiento, estando en Tokio quiso comer un mango, algo que le resultó imposible porque dicha fruta no es autóctona del país asiático y tiene un valor muy alto.
“Incluso una fruta puede marcar la diferencia en la gastronomía. Mientras que un país puede tenerla en abundancia y lo vemos como algo común, en otros países puede ser considerada un manjar. En casa de mi abuela había muchos mangos en el suelo”, agregó entre risas. “Esto de alguna manera sirve de lección de cómo tenemos que valorar incluso las cosas más pequeñas”.
En su luna de miel en Bali, Tania y su esposo probaron por primera vez la fruta del dragón o Pitahaya, una experiencia que quedó marcada en su memoria. Desde entonces, cada encuentro con esta fruta se ha convertido en una tradición familiar. “Los viajes no solo nos permiten explorar el mundo, sino también descubrir nuevas facetas de nosotros mismos y crear tradiciones familiares que perduran”, reflexiona Tania.
Su último destino laboral la llevó a Francia, Cannes, donde –según afirma– descubrió la mejor repostería y panadería de su vida. “Cada viaje es una oportunidad para explorar no solo el mundo que nos rodea, sino también para descubrir nuevos sabores y experiencias gastronómicas”, afirma Tania.
A través de sus experiencias únicas alrededor del mundo, Tania Victoria Marín inspira a otros a abrir sus mentes y corazones a la diversidad, a crear recuerdos que perduren toda la vida y a fortalecer los vínculos familiares a través de la exploración y la aventura.
Más de Tania Victoria Marín
Muchos conocen la vida que comparte Tania Victoria Marín a través de sus redes sociales como madre, esposa, modelo y empresaria. Una carrera que comenzó desde muy joven en su natal Venezuela, donde se destacó como modelo. Incluso, llegó a estar entre las elegidas para concursar por el título de Miss Venezuela.
Tania Victoria Marín llegó a EEUU acompañando a su esposo, la estrella de béisbol Gerardo Parra. Desde allí trazó su carrera como modelo de pasarela. Desfiló en el New York Fashion Week, el Miami Fashion Week, Santo Domingo Fashion Week y Puerto Rico Mod, entre otros reconocidos eventos, que compaginó con su vida familiar.
Pero, además de ello, decidió convertirse en inversionista de bienes raíces. Su historia de superación como una mujer migrante y empresaria llegó al Global Women Lenders, un evento avalado por IIMSAM y las Naciones Unidas, donde recibió el reconocimiento como mujer hispana empresaria del año el pasado 2023.
