CHINCLAYO, Perú. El boxeo de la República Dominicana conquistó siete medallas de ocho posible, incluida tres preseas de oro, con lo cual terminó de forma exitosa si participación en los Juegos Bolivarianos.
Las medallas de oro fueron obtenidas por Héctor Luis García (56 kilos), Carlos Adames (64) y Yenebier Guillén (75 kilos).
Además, la República Dominicana sumó dos medallas de plata y otras dos de bronce.
De los cinco púgiles dominicanos que avanzaron hasta la final, tres alcanzaron la victoria, mientras que los dos restantes perdieron en cuestionables decisiones de los jueces por 2-1.
Bienvenido Solano, presidente de la Federación Dominicana de Boxeo, aseguró que todos estos muchachos se prepararon adecuadamente e hicieron su trabajo encima del ring para merecer la medalla de oro.
Los ganadores
García se adjudicó el oro de su categoría (56 kilos) al vencer en la final por 3-0 a Joel Luis, del Perú, mientras que Adames dispuso por decisión unánime, 3-0, de Jonathanb Valarezo, de Ecuador, para lograr el oro de los 64 kilos.
Finalmente, Yenebier Guillén ratificó sus condiciones de campeona panamericana, al imponerse por 3-0 a Jessica Caicedo, de Colombia y obtner el oro de los 75 kilos en el torneo femenino de boxeo.
Guillén y Adames forman parte del programa conocido como Creso, que auspician múltiples empresas de la República Dominicana para cumplir con el sueño olímpico de muchos de los atletas quisqueyanos.
Medallas de plata
Aunque se quedaron con la medalla de plata de sus categorías, los dominicanos Leonel Santos y Alfredo Santiago hcieron el trabajo encima del ring para merecer el oro.
De los Santos, según expuso Solano,su pelea terminó empatada en puntos, pese a que el árbitro, sin ninguna justificación, le quitó un punto en el tercer asalto y, luego, los jueces votaron por el desampate y le dieron 2-1 a Yubergen Martínez, de Colombia.
En e caso d Santiago, fue un despojo abierto de su victoria para favorecer a su rival, el venezolano Luis Arcón por 2-1 y hasta los venezolanos presentes en la escena del combate reconocieron que su coterránea había perdido.
