“La voz escucha del pecho amante que hoy te consagra su inspiración, a ti que aun eres tierna, incesante, de amor sublime, de fe constante, raudal que aliento da al corazón”
Santo Domingo, RD.- Este fragmento del poema que dedicara Salomé Ureña a su progenitora, titulado: A mi madre, refleja la pasión y la belleza literaria que esta poetisa dominicana impregnaba en sus escritos.
Poseedora de un talento natural para la escritura Salomé Ureña nació el 21 de octubre de 1850, en Santo Domingo, República Dominicana hija del abogado y también escritor Nicolás Ureña de Mendoza y Gregoria Díaz de León, quien dio a su hija sus primeras lecciones educativas.
Desde temprana edad, Salomé fue influenciada también por la literatura, a sabiendas de esto, su padre le enseñó las obras clásicas de autores españoles y franceses que ayudaron a la joven Salomé a desarrollar su propia carrera.
Sus primeros versos los escribió a la edad de quince años, dando paso a la publicación posterior de obras literaria a la edad de diecisiete años y haciéndose conocida por su espontaneidad y ternura. En 1867 publicó sus obras iniciales bajo el seudónimo «Herminia», nombre que usó hasta 1874. Mientras iba pasando el tiempo se volvía más trágica y triste con poemas como En horas de angustia o muy patriótica y fuerte en poemas como A La Patria y Ruinas. En los años posteriores incluiría temas de su propia vida en sus poesías.
El 11 de febrero de 1880, a la edad de veintinueve años, se casó con el doctor Francisco Henríquez y Carvajal, quien también fue escritor y más tarde presidente de la República Dominicana. Tuvo cuatro hijos con él: Francisco, Pedro, Max y Camila. Sus hijos más tarde se convertirían en figuras altamente respetadas de la literatura contemporánea de mediados y finales del siglo XX como escritores, filósofos, poetas, humanistas y críticos de arte.
La maternidad le devolvió la ternura que expresó en sus primeros años de carrera como se expresa en el poema de Mi Pedro, dedicada a su hijo, tal vez su poema más cariñoso, así como otros en esa línea, de los que se destaca; La llegada del invierno, y un libro que se hizo muy popular llamado Esteban, donde habla de su país, su familia, las plantas y flores, y de la propia isla.
Instituto de señoritas. A mediados de 1881, Salomé fue animada por su marido para abrir el primer centro de educación superior para mujeres jóvenes en la República Dominicana, lo cual hizo el 3 de noviembre de ese año bajo el nombre de «Instituto de Señoritas». En los próximos cinco años, las primeras seis mujeres se graduaron de maestras en el Instituto, algo poco común en ese momento.
Muerte y legado. Ureña murió debido a complicaciones de tuberculosis en 1897, a la edad de 46 años. Fue enterrada en la iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes y trasladada en 1972 al Panteón de la Patria.
Es considerada por muchos como la escritora más eminente de la República Dominicana; inyectaba profundos sentimientos en cada uno de sus poemas. Salomé no fue solo una extraordinaria escritora y educadora dominicana, sino también una gran luchadora por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Su lucha la convirtió en una mártir y es recordada por su arduo trabajo en favor de la educación femenina.
Especial para CDN: Jeury Frías Belén
