Al menos siete agentes de policía resultaron heridos y 30 radicales de extrema derecha fueron detenidos durante los disturbios que siguieron a una marcha ultranacionalista en la capital de Polonia, Varsovia.
La policía tuvo que dispersar con cañones de agua a quienes intentaron saltar la verja de la embajada rusa, país que suele ser objeto de la ira de los ultranacionalistas polacos.
En una céntrica plaza de la capital, los manifestantes prendieron fuego a una bandera arcoíris en un gesto de homofobia.
El primer ministro polaco, Donald Tusk (centroderecha), calificó de «vergonzoso» que quienes tachó de «vándalos» puedan terminar con la reputación de su país.
Las autoridades habían desplegado un dispositivo especial por el Día de la Independencia de Polonia después de que el año pasado hubiera 30 heridos y hasta 200 detenidos.
