Tecnología

Nace Bwito, primer mando biodegradable del mundo

Era 2012 cuando Alicia Mora, ingeniera valenciana, leyó que el mando de la televisión era uno de los objetos cotidianos que más bacterias acumulan en la habitación de un hotel. Lo decía un estudio de la Universidad de Houston que analizó 18 dispositivos de nueve cuartos de hotel en Texas, Indiana y Carolina del Sur.

El 81% de los mandos analizados contenían restos de bacterias fecales. A Alicia, muy viajera y amante de los hoteles, siempre le dio aversión aquello de tocarlos para cambiar los canales de la tele y cuando supo que atesoraban casi más bacterias que el mismísimo váter o el suelo del baño, empezó a cavilar el que hoy es el primer mando de cartón biodegradable del mundo.

Objetivo cumplido. En apenas tres años, Alicia nos invita a un viaje para conocer su invento “de las maravillas”. Hacemos las maletas. Nos transportamos con Alicia, de 39 años, y su amiga María hasta la habitación del hotel Hard Rock de la Riviera Maya, uno de los cinco que ya prueban su invento en México.

Ellas se sientan en el sofá rojo de la habitación. Se las ve relajadas. Cuando escuchan música de mariachis en la tele, igual que cuando en casa se relajan viendo Friends, la serie favorita de Alicia, ya no se preocupan por qué manos ha pasado el mando con el que están cambiando de canal y encienden y apagan la tele. Es uno de los suyos, de usar y tirar.

Para el encuentro con Crónica, Alicia y María usan uno de los 500 bwitos que ya están probando cinco hoteles mejicanos y otros tantos de la cadena Barceló de las Islas Baleares. Porque su “buhito” (se escribe bwito) es el nombre que las inventoras españolas han puesto a su creación de apenas quince gramos de peso, 12.5 cm de largo y 3.5 cm de ancho. “Elegimos ese nombre porque como mando de la tele, que sirve para cambiar canales, tiene mucha semejanza con ese animal que siempre, abriendo y cerrando sus grandes ojos, está pendiente de las cosas”, explica Alicia.

Los bwitos de Alicia y María van más allá de lo puramente higiénico. Y esas son unas cuentas que ellas explican bien a sus clientes.

En muchos hoteles, los dueños se quejan de la cantidad de mandos que desaparecen y del gasto que esto supone. “Es curioso que cuando vas de vacaciones muchas veces en la recepción te obligan a dar una fianza para usarlo y tú te lo piensas”, cuenta la inventora. Ofrecer el mando biodegradable costaría tres euros al hotel (nada al cliente), frente a los 20 o 30 que cuesta uno de toda la vida. Además, por primera vez, el huésped puede llevarse el aparato a casa.

Pero no para usarlo frente a la pantalla -con el bwito no se puede cambiar normalmente de canal ya que funciona únicamente en 150 modelos concretos de televisiones programadas de hoteles y hospitales que poseen el mismo tipo de aparato- sino para darle un segundo uso: el cultivo de plantas aromáticas. Termina así el quebradero de cabeza para los dueños de los alojamientos. Y empieza el rentable negocio que puede llegar a ser esta innovación.

Si las 599.911 habitaciones de hotel o las 159.970 camas de hospital que hay en España tuvieran encima un Bwito, Alicia y María se embolsarían hasta dos millones de euros.

Informaciones  Cubadebate…

Más contenido por Redacción CDN

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