Los problemas familiares que desde pequeña sufrió con su madre, la frustración de por no poder tener a su hija  a su lado, y las malas amistades la llevaron primero a consumir cocaína, y luego  el crack.

Tocó fondo, al punto que tuvo  que prostituirse y vender droga para mantener su vicio, acción que la llevó  a la cárcel.  “Yo no conozco a Satanás, pero la droga es el mismo diablo. Es un infierno porque la droga esclaviza a uno”, expresó Rondón, de 46 años.

Pero hace seis años ella  pudo rehabilitarse y salir hacia adelante. Hoy está limpia de drogas, tiene su apartamento y trabaja vendiendo periódicos.

Ella es una de muchas mujeres en la Isla, que han caído en las garras de la adicción y que han tenido que enfrentar grandes retos para poder salir hacia adelante.

Al igual que Venecia, cientos de dominicanos también libran una intensa batalla para salir del mundo de las drogas.

Reportaje tomado de ElNuevodía.com