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Luces LED parpadeantes podrían ayudar a tratar el Alzheimer

Luces LED parpadeantes podrían ayudar a tratar el Alzheimer
Luces LED parpadeantes podrían ayudar a tratar el Alzheimer

Hay luces LED por todas partes. Con la llegada de la Navidad todavía más. Parpadean, son bonitas, acogedoras y además… pueden curar. Esto es lo que se desprende del estudio que acaba de publicar la revista Nature, en el que, tras realizar distintas pruebas sobre ratones, se ha descubierto que las luces LED parpadeantes pueden ayudar a tratar el Alzheimer.

Los responsables del estudio, científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), creen que las luces LED parpadeantes podrían terminar siendo efectivas para tratar la enfermedad.

Las pruebas se han llevado a cabo con ratones genéticamente modificados para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, que habrían sido expuestos a luces LED parpadeando a 40 hercios. Los animales, en las primeras etapas del Alzheimer, habrían visto reducidos los niveles de proteína beta amiloide en sus cerebros. Además, este mismo experimento llevado a cabo durante siete días con ratones en etapas avanzadas de la enfermedad habría reducido de manera considerable las placas de esta sustancia en sus cerebros, reseña el portal web Tuexperto.com.

Los hallazgos son muy importantes, pero los cientifícos todavía tienen que averiguar si esta técnica sería efectiva en pacientes afectados por esta enfermedad. Las luces LED parpadeantes son capaces de estimular la oscilación gamma. Esta es precisamente la que transforma las células inmunes (microglia) que se inflaman y secretan sustancias químicas tóxicas, las encargadas de propiciar el deterioro cerebral. Al limpiar los amiloides, las células inmunes funcionales serían capaces de combatir la formación de placas que dañan el funcionamiento normal del cerebro.

Ahora este equipo científico tiene que valorar otras cuestiones. Por ejemplo, hay que determinar cuánto tiempo habría que exponerse a estas luces y cuál sería la duración de sus efectos, porque los ratones en etapas tempranas de la enfermedad que fueron sometidos al experimento, tan solo vieron reducidos los niveles de amiloides durante 24 horas. A todo esto, también será imprescindible comprobar si esta exposición puede tener efectos secundarios o generar cambios en su comportamiento. Esto significa que la aplicación en humanos y los avances reales para la cura de esta enfermedad todavía no están claros y que, lógicamente, aunque lo estuvieran, tardaría mucho en hacerse realmente efectivos.

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