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Reina impunidad en expedientes por ácido del diablo

Muchas de las víctimas de ácido del diablo tardan en ver justicia en sus casos y muchas no la ven nunca

Santo Domingo, RD.- El ácido del diablo reaparece en escena con el caso de Yacaira Amarante Almonte, el uso del mismo está prohibido desde año 2010 tras una secuencia de casos que fueron de escándalo a escándalo.

Mercedes Taveras, es una víctima del ácido del diablo que fue agredida en el año 2017, y dijo que el dolor que provoca este ácido en el cuerpo es insoportable.

“Y tengo mucho dolor mayormente en esta cicatriz, tengo mucho dolor no se me quita, no puedo dormir de lado, no puedo estar de ninguna manera porque se me encoje, entonces es difícil la situación”, expresó Mercedes.

Pero a 36 meses del trágico hecho, los dos acusados del acto de barbarie Tomas Yoendy Brito y Eury JeanCarlos Negron se encuentran en libertad, tras un tribunal de San Francisco de Macorís variar la medida de coerción.

“Como puedo estar tranquila si ellos andan en la calle, no puedo estar tranquila, yo prácticamente no puedo compartir con mi familia porque tengo miedo de estar donde ellos estén y que vaya a pasar algo, y le pueda afectar a ellos nuevamente”, narró.
Cada caso ha generado un escándalo repudiado por la sociedad, sin embargo, pasado el tiempo muchos de estos caen en repugnantes injusticias, y el caso de Mercedes no es el único.

A ella se suma, Estefany Díaz, atacada en el 2011. “El día 4 de este mes creo que el domingo ya yo voy a cumplir 9 años fue un 4 de octubre y tengo orden de arresto de esa gente hace desde 2012 desde el 2012 la fecha en que me dieron orden de arresto y la magistrada lo que hizo fue que me dio la orden y me dijo que a mí que buscara dos policías y saliera detrás de uno de ellos que fueron”, explicó Estefany.

Por nueve años Esther Jiménez es otra guerrera que ha contado su historia vez tras vez, pero indignantemente la justicia se ha mantenido ausente.

“Ninguna actuación, aquí vinieron una sola vez y nada más, tomaron mis declaraciones, me dieron un papel con lo que yo puse que sospechaba y nada más”.

El patrón se repite, muchas de las víctimas de ácido del diablo tardan en ver justicia en sus casos y muchas no la ven nunca, una desgracia para sus vidas y también para la sociedad porque atenta a estimular el acto criminal. Poco se gana con intentar controlar su venta en el mercado si al final los casos consumados no rebasan la brecha de la impunidad.

Por: Addis Burgos

Más contenido por Redacción CDN

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