SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En su editorial del semanario católico Camino, el Arzobispado de Santiago consideró que es muy largo el periodo de transición de gobierno que se da entre las elecciones y el cambio de gobierno en el país.
A continuación el editorial:
Es urgente una modificación
El período de transición que se da entre mayo y el 16 de agosto para las autoridades electas asumir su puesto es muy largo. Tres meses parecen una eternidad cuando está creciendo en nuestro país una cultura permeada de corrupción que todo arrasa.
Las graves denuncias de acciones reñidas con la ley que estarían cometiendo los que se marchan de algunas alcaldías municipales nos lleva a sugerir que este tiempo sea menor para evitar que se haga una piñata con los bienes del pueblo.
La sociedad civil debe estar alerta frente a esta desvergüenza en que han convertido la política. Aprovechar una función pública para legislar en favor propio, y hacer fiesta de lo que poco nos cuesta, es una traición a la confianza depositada por los ciudadanos/as en quienes creían serían sus verdaderos representantes.
Qué lejos están muchos alcaldes y regidores del pensamiento del papa Pablo VI cuando afirmaba que la política es una de las formas más altas del amor y la caridad; y qué ingratitud más dolorosa frente al Padre de la Patria Juan Pablo Duarte cuando nos decía: La política no es especulación, es la ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias más nobles. En muchas alcaldías dominicanas estas son letras muertas que el viento se llevó. Hay que legislar para acortar el período de transición.
Un llamado oportuno
En la reciente Cumbre contra la trata de seres humanos y el crimen organizado, celebrada en ciudad del Vaticano, el papa Francisco habló a jueces y fiscales sobre su responsabilidad para crear una sociedad mejor. «Les pido que se defiendan de caer en corrupciones. Que realicen su vocación y misión esencial, la de establecer la justicia sin la cual no hay ni orden, ni desarrollo sostenible e integral ni tampoco paz social.»
El Sucesor de Pedro también les exhortó: «Hacerse cargo de la propia vocación, sentirse y proclamarse libres, libres de las presiones de los gobiernos, libres de las instituciones privadas, y naturalmente libres de las estructuras de pecado».
Qué bueno fuera que nuestros jueces y fiscales hicieran suyos estos plantea?mientos del Papa. Hoy, más que ayer, el pueblo dominicano les agradecería asumir su rol con toda la responsabilidad que amerita su delicada misión, porque frente a la inseguridad ciudadana, robos, atracos y otras modalidades del crimen que nos están robando la paz y el sosiego, necesitamos jueces y fiscales probos, honestos y transparentes.
Es tarea de todos construir una República Dominicana como la soñaron tantos hombres y mujeres que han dado su vida por ella.
