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McKinsey & Company analiza las tendencias que definirán el 2021 y los años por venir

La pandemia de la COVID-19 ha cambiado el mundo y sus efectos serán duraderos. La firma McKinsey & Company presenta algunos factores claves para los líderes empresariales a medida que se preparan para la nueva normalidad en 2021.

Santo Domingo, RD. En “La llegada de la nueva normalidad: tendencias que definirán el 2021 y los años por venir”, la firma McKinsey & Company analiza algunas de las tendencias que darán forma a la nueva normalidad en este 2021, y la manera en que estas afectarán la dirección de la economía global, cómo se adaptarán las empresas y cómo podrá cambiar para siempre la sociedad a raíz de la crisis de la COVID-19.

“El 2021 es un año de transición. Ya no se trata de sobrevivir al presente. Las empresas, las marcas, los individuos y la sociedad podrán comenzar a mirar cómo moldear su futuro. La nueva normalidad va a ser distinta; no implicará un regreso a las circunstancias que prevalecían en el 2019. Así como los términos ‘preguerra’ y ‘posguerra’ se usan para describir el siglo 20, es probable que las futuras generaciones lleguen a hablar de las épocas antes y después de la COVID-19”, explica Antonio Novas, socio de McKinsey & Company y gerente de la firma en República Dominicana.

Un repunte en el consumo.-

Uno de los hallazgos presentados por McKinsey es que a medida que regrese la confianza de los consumidores en 2021, también aumentará el gasto y algunos sectores serán impactados por el fenómeno conocido como “revancha del consumidor” o “gasto de desquite”.

“Eso es lo que ha ocurrido en todas las recesiones económicas previas. Una diferencia, sin embargo, es que esta vez el sector de los servicios se ha visto particularmente golpeado. En consecuencia, es probable que la recuperación tenga mayor énfasis en aquellas que tienen un elemento de socialización, como los restaurantes y los lugares de entretenimiento”, agrega Antonio Novas.

El informe de McKinsey explica, sin embargo, que esta tendencia podría ser más fuerte en países con poblaciones más jóvenes, como es el caso de República Dominicana.

Ejemplo de países que ya han mostrado un aumento en el consumo es China, primero en ser golpeado por la pandemia y primero en salir de ella. Los consumidores de China se sienten aliviados y gastan de manera acorde a ese sentimiento. Australia también ofrece un panorama esperanzador: con la pandemia bastante controlada, el gasto de los hogares australianos impulsó una tasa de crecimiento mucho más rápida que la esperada —de 3,3 por ciento— en el último trimestre del 2020.

Los viajes de placer se dinamizan, pero los de trabajo disminuyen.-

“La historia muestra que, después de una recesión, los viajes de negocios se demoran más en recuperarse que los de placer. Después de la crisis financiera del 2008-2009, por ejemplo, los viajes internacionales de trabajo tardaron cinco años en recuperarse, en comparación con los dos años que se demoraron los viajes internacionales de placer”, explica Antonio Novas.

Durante la pandemia y después de esta surgió una pregunta sobre los viajes de trabajo: ¿exactamente cuándo son necesarios? “La respuesta, casi con absoluta seguridad, es que ya no son tan necesarios como antes. Las llamadas de vídeo y las herramientas de colaboración que permiten el trabajo a distancia, por ejemplo, podrían reemplazar algunas de las reuniones y convenciones presenciales”, agrega Novas.

Una encuesta realizada a gerentes de negocios de viajes encontró que estos esperan que el gasto en viajes de negocios en el 2021 solo llegue a la mitad del registrado en el 2019. Los ejecutivos del sector piensan que tal vez nunca se recupere el nivel de ese año.

“En resumen, los viajes de placer responden a la motivación humana de explorar y disfrutar y eso no ha cambiado. Una de las primeras cosas que la gente hace apenas se vuelve más próspera económicamente es empezar a viajar. No hay razón para creer que el aumento en la prosperidad global vaya a retroceder o que la curiosidad humana vaya a disminuir”, concluye el socio de McKinsey & Company.

Una oleada de innovación y nueva generación de empresarios.-

Durante la crisis de la COVID-19, un área que ha visto un crecimiento enorme es la digitalización, desde el servicio al cliente en línea hasta el trabajo remoto. La medicina también ha cambiado de manera sustancial, con la atención a distancia cada vez más común. La disrupción crea espacios para los emprendedores y eso es lo que está ocurriendo en economías como Estados Unidos. Solo en el tercer trimestre del 2020 más de 1,5 millones de empresas nuevas solicitaron en los Estados Unidos un número de identificación tributaria, casi el doble de la cifra registrada para el mismo período en el 2019.

“Muchos de estos negocios son empresas de una sola persona que se pueden quedar de ese tamaño; pensemos en el chef de un restaurante que se dedicó a atender pedidos a domicilio o en el recién graduado que creó una nueva y atractiva aplicación”, aclara Antonio Novas.

Francia fue testigo de la formación de 84.000 nuevas empresas en octubre, el nivel más alto registrado en la historia, y 20 por ciento más que en el mismo mes del 2019. Alemania también vio un aumento en el nacimiento de empresas nuevas comparado con el 2019; lo mismo sucedió en Japón. Al mismo tiempo, no obstante, el número de empresas nuevas registradas en el Reino Unido en el tercer trimestre del 2020 se elevó 30 por ciento en comparación con el 2019, mostrando el aumento más grande desde el 2012.

“En resumen, aun cuando la crisis de la COVID-19 ha sido devastadora para las empresas pequeñas, la tendencia positiva en el emprendimiento puede ser un buen presagio para el crecimiento del empleo y la actividad económica después de que empiece la recuperación”, agrega Antonio Novas.

Los cambios en la forma de hacer compras alterarán las empresas de consumo.-

En nueve de los trece países encuestados por McKinsey, al menos dos tercios de los consumidores afirman que han ensayado nuevas formas de hacer compras. Y en los trece, 65 por ciento o más dicen que su intención es seguir haciéndolo. Esto implica que las marcas que todavía no han encontrado la forma de llegar a los consumidores de nuevas maneras deben ponerse al día rápidamente o quedarán rezagadas de manera permanente. El paso al modelo de comprar en línea es un cambio real, que seguramente se va a mantener en buena parte. Según pronósticos del 2019, se preveía que, en los Estados Unidos, la penetración del comercio electrónico llegaría al 24 por ciento en el 2024. Sin embargo, en julio del 2020 había alcanzado el 33 por ciento de las ventas totales al por menor. En otras palabras, la primera mitad del 2020 fue testigo de un aumento en el comercio electrónico equivalente al de los diez años anteriores.

En América Latina el uso del comercio electrónico se duplicó, pasando de 5 a 10 por ciento. En Europa, la adopción general de lo digital es casi total (95 por ciento), en comparación con 81 por ciento al comienzo de la pandemia. Sin embargo, al profundizar un poco más, resaltan algunos puntos sorpresivos, como la falta de lealtad de marca entre los compradores en línea. “Un dato aún más revelador lo arroja una reciente encuesta de McKinsey, que señala que solo el 60 por ciento de las compañías que venden bienes de consumo dicen que están apenas moderadamente preparadas para captar las oportunidades que presenta el crecimiento del comercio electrónico. Aun así, la tendencia es clara: muchos consumidores se están pasando a las compras en línea y para llegar a ellos, las empresas también verán la necesidad de pasarse a ese modelo”, advierte Novas.

Los sistemas de salud hacen un balance y cambios.-

Los aprendizajes producidos por las experiencias asociadas con la COVID-19 pueden mostrar la forma de crear sistemas de salud más fuertes en la post pandemia. Sin duda, los gobiernos de todo el mundo crearán grupos de trabajo especializados, harán investigación y crearán comisiones para analizar sus acciones relacionadas con la crisis de salud.

Estar mejor preparados para la próxima pandemia, tanto a nivel nacional como internacional, será una prioridad. Con demasiada frecuencia se menosprecian las inversiones en prevención y capacidad de la salud pública; la experiencia de la covid-19 demuestra lo costoso, tanto en vidas como en medios de subsistencia, que puede ser esa idea. Una infraestructura de salud pública mejorada y la modernización de los sistemas de salud, entre otros, el uso amplio de la telemedicina y la salud virtual, son dos áreas en las que hay trabajo por hacer.

Las empresas, también, tendrán una función. “Los empleadores podrán aprovechar la oportunidad para aprender de la pandemia: cómo rediseñar los lugares de trabajo, cómo crear ambientes de trabajo más sanos y cómo invertir efectivamente en la salud de los empleados”, concluye Antonio Novas.

Otras tendencias presentadas en este informe de McKinsey son el nacimiento de una cuarta revolución industrial impulsada por la digitalización, cambios en las cadenas de suministro y una estandarización del formato de teletrabajo.

“Esta normalidad puede ser mejor. Con un buen liderazgo, tanto de parte de las empresas como de los gobiernos, los cambios que describimos —en productividad, crecimiento verde, innovación médica y resiliencia— pueden constituir bases duraderas para el largo plazo”, concluye Antonio Novas.

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