Un británico que estacionó su carro en una playa de la Isla de Sheppey, cerca de Londres se llevó una terrible sorpresa.
Sin pensar que la marea iba a subir, el hombre dejó ‘tranquilamente’ el auto a la orilla del mar.
Minutos después, testigos vieron cómo el agua ‘se tragó’ el vehículo, que tuvo que ser sacado por una grúa.