Los últimos dos casos de muertes a manos de agentes de policías que alegaron haber utilizado una pistola paralizante antes de balear a las víctimas, ha generado polémica en Estados Unidos sobre la utilidad de este tipo de armas.
“Las armas inmovilizadoras pueden dar un certeza falsa a los agentes de que se puede tener más control de una situación de la que realmente se tiene”, dijo Eugene O’Donnell, un expolicía de Nueva York, quien es ahora profesor en el Colegio de Justicia Penal John Jay, en la misma ciudad.
Por su parte, Emma Andersson, abogada de la Unión Americana por las Libertades Civiles asegura que los agentes “necesitan dedicar más tiempo a calmar situaciones, en lugar de tener que recurrir a esta herramienta tan conveniente”, argumentando que aún no está claro si este tipo de armas son “una fuerza letal”, pero lo que sí es evidente es que “son muy peligrosas”.
Esta polémica se generó en el país luego de que se conociera el caso, hace un par de días, de un policía de Tulsa, Oklahoma, que baleó por la espalda a un afrodescendiente después de una persecución. El agente alega haber confundido su arma de fuego con una de aturdimiento.
El otro caso ocurrió en Carolina del Sur donde otro agente involucrado en la muerte de un afrodescendiente alegara haberle disparado en defensa propia después de un enfrentamiento por el control de su pistola paralizadora.
Contrario a las críticas realizadas por los defensores de los derechos civiles, Taser el mayor fabricante de este tipo de armas en Estados Unidos, aseguró que éstas son “seguras, efectivas y justificables”.
“Nuestros índices de éxito son tremendos, pero no es una solución milagrosa. No existe solución milagrosa”, afirmó Steve Tuttle, un vocero de TASER International Inc.
Según reportes de la compañía se han vendido más de 800.000 armas de este tipo en los últimos 20 años a agencias judiciales del país.
(Con información de Noticias MundoFOX)
