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El lunes abre la Convención Republicana para dar el último apoyo a Trump

El lunes abre la Convención Republicana para dar el último apoyo a Trump

La Convención Nacional Republicana, que designará a Donald Trump como candidato a la Casa Blanca, comenzará este lunes en Cleveland para apoyar a la gran sorpresa de la campaña y al hombre que obtuvo la mayor cantidad de votos en elecciones primarias en la historia del partido, pero fue abandonado por sus grandes figuras.

En esta cita en el estadio Quicken Loans, en medio de una gran expectativa y con un importante operativo de seguridad nacional, Trump espera embanderarse como el candidato presidencial de cara a los comicios presidenciales del 8 de noviembre, que según una encuesta difundida este domingo estaría cinco puntos porcentuales por debajo de su virtual contendiente, la demócrata Hillary Clinton.

Lo esperarán en los alrededores los miembros de las nuevas Panteras Negras, un grupo que reivindica el «poder negro», con armas, algo que permite la ley de Cleveland, según informó la agencia de noticias EFE.

También habrá unas cien mujeres desnudas que, a modo de protesta y como una demanda de poder femenino, esperarán a Trump, en un perfomance del artista Spencer Tunick.

También se verá el experimento musical de protesta «Prophets of Rage», integrado por Rage Against The Machine, Public Enemy y Cypress Hill.

Este epílogo republicano, que espera a cerca de 50.000 visitantes, entre ellos 15.000 miembros de la prensa nacional e internacional, será una suerte de «coronación» de la primera parte del camino de Trump a la Casa Blanca, un derrotero que comenzó el 16 de junio de 2015 en el rascacielos del empresario en la Quinta Avenida de Nueva York cuando anunció su precandidatura.

«Damas y caballeros, me postulo oficialmente para presidente de Estados Unidos. Y vamos a hacer a nuestro país grande de nuevo», anunció del brazo de su mujer, la ex modelo Melania Knavs y nadie se lo tomó muy en serio.

Desde ese momento, el polémico Trump no paró de levantar polvareda, enojos y hasta desconcierto con sus declaraciones como llamar «violadores» a los inmigrantes mexicanos y proponer construir un muro en la frontera con México.

«Un clown se postula para presidente», publicó en su portada el diario neoyorquino Daily News junto a una fotografía del multimillonario, de 70 años y quien aparecía con una nariz roja postiza de payaso adherida al rostro.

Con el anuncio, Trump accedió de lleno a la carrera por la nominación presidencial republicana más concurrida de la historia del partido, en la que se midió y dejó atrás a otros quince candidatos, aún con la reticencia marcada de muchos republicanos.

Incluso el magnate llegará a Cleveland con los intentos ya desvanecidos de un grupo de delegados que propuso cambiar las reglas partidarias para impedir su nominación.

Le serán negados también los apoyos en la convención de los únicos ex presidentes republicanos vivos, George H. W. Bush y su hijo George W. Bush. Ningún miembro de ese clan estará presente.

Muchas figuras republicanas mantienen una distancia estratégica de Trump porque se juegan la reelección, como es el caso del candidato presidencial de 2008 y senador John McCain.

Otros sin nada que perder, como el candidato a presidente de 2012, Mitt Romney, directamente calificó a Trump como el mayor error de los conservadores estadounidenses por ser «un farsante» que «disminuirá las posibilidades de un futuro próspero».

Sin embargo, Trump -que aún sin el apoyo de los republicanos fuertes del partido- tendrá el camino allanado para conseguir los 1.237 delegados que requiere la nominación republicana y ser la gran nueva figura del partido.

Barriendo al favorito de las encuestas, al ex gobernador de Florida Jeb Bush, hijo y hermano de los ex presidentes, el ascenso del multimillonario terminó acaparando el protagonismo de la campaña gracias a una presencia abrumadora en los medios de comunicación y su declaración de guerra a la «incorrección política».

Pese a su discurso de tintes xenófobos y misóginos aderezado con insultos y fantochadas, el magnate capitalizó el descontento del votante enojado con el «status quo» político y llegó como gran favorito a las puertas de las elecciones primarias a comienzos de 2016.

Esas votaciones sirven para elegir a los 2.472 delegados que acuden a la Convención Nacional Republicana con el fin de designar oficialmente al candidato a la Casa Blanca, de los que un mínimo de 1.237 son necesarios para alcanzar la nominación presidencial.

Trump cosechó nada menos que unos 14 millones de votos y pulverizó el anterior récord de un aspirante republicano en el proceso de primarias, que ostentaba George W. Bush en 2000, con algo más de 12 millones de sufragios.

Pese a sus insultos a la prensa, sus provocaciones y sus ideas radicales como su propuesta de prohibir la entrada de musulmanes en Estados Unidos para combatir el terrorismo yihadista, Trump ganó y el aparato partidario lo aceptó a regañadientes.

Con este panorama ganador y sin un candidato alternativo claro, hay pocas chances de que prospere en estos días de convención la iniciativa de delegados rebeldes nucleados en el movimiento «Never Trump» («Nunca Trump») que exigen votar en conciencia, sin la atadura del resultado de las primarias en sus estados.

Trump, de paso, observó que si alguien llega a cuestionar su victoria en los comicios primarios, podrían estallar «disturbios».

La guardia pretoriana de Trump llegará para escoltar a su candidato y, entre ellos, están, además de su compañero de fórmula, el conservardor Mike Pence; el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie; el ex presidente del Congreso Newt Gingrich o el gobernador de Florida, Rick Scott.

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