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Clinton y Sanders se descalifican con dureza en debate de Nueva York

Hillary Clinton y Bernie Sanders se protagonizaron  este jueves un durísimo debate en Brooklyn, a solo cinco días de que los demócratas neoyorquinos acudan a las urnas para decidir cuál es el candidato que debe ser nominado para luchar por las presidenciales.

El intercambio, que tuvo lugar ante un público muy implicado, que aplaudía y abucheaba constantemente, evidenció las diferencias de los dos rivales al afrontar objetivos similares en materia económica, medioambiental, asuntos como la posesión de armas, la transparencia y la política exterior.

La prensa local anunciaba el debate como si se tratara de un combate de boxeo. “La noche de la pelea: Clinton vs. Sanders”, se podía leer en la portada del diario que repartían en la boca de metro en el parque industrial de Navy Yards, junto al icónico puente de Brooklyn. No se equivocaron. Fue un careo bronco, tras una semana en que la carrera por la nominación demócrata ha adoptado un tono cada vez más agresivo.

El voto en las primarias de Nueva York se celebra el martes. En juego hay 291 delegados y los dos contendientes a la Casa Blanca necesitan darle el mayor bocado posible.

El debate era interesante porque la antigua primera dama y el senador de Vermont tienen profundas raíces con la ciudad. Clinton, que fue senadora por el estado de Nueva York, encaraba la noche con 10 puntos de ventaja en las encuestas, pero Sanders, nacido en el barrio de Brooklyn, se le acerca.

La exsenadora por Nueva York centró su estrategia en presentarse como la mejor opción que tienen los demócratas para mantener el control de la Casa Blanca, por su experiencia. Utilizó al presidente Barack Obama, el político más popular de su partido, como parapeto cuando Sanders cuestionó sus credenciales. “Me nombró como secretaria de Estado”, recordó, al tiempo que señaló que el presidente también utilizó en su campaña grupos independientes para recaudar fondos, otro de los reproches de Sanders.

“Claro que está cualificada para ser presidenta”, admitió Sanders. “Lo que cuestiono es su juicio en cuestiones como la guerra de Irak, los acuerdos comerciales y la financiación de su campaña”. “¿Podemos confiar en una candidata a la que no sabemos de dónde le llega el dinero?”, se preguntó ante un público peleón, al tiempo que le pidió que publique la transcripción de los discursos que dio ante los bancos de Wall Street y por los que cobró hasta 225.000 dólares.

Sanders, que viene de ganar siete de las últimas ocho primarias y caucus (asambleas electivas), está logrando con su retórica cambiar la conversación en estas elecciones. Si es presidente, reiteró sin ambigüedades, “iré a por los multimillonarios, no a aceptar su dinero”.

 

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