El papa Francisco realiza este lunes una rara visita a un asediado enclave musulmán de República Centroafricana en su segundo día en el país sacudido por la violencia sectaria.
El pontífice se trasladó a primera hora de la mañana del lunes al vecindario conocido como PK5, que ha estado en el centro de los últimos incidentes violentos.
Allí dijo a la multitud reunida en la principal mezquita de la capital de República Centroafricana que los musulmanes y los cristianos son hermanos y que deben vivir como tal.
En un inusual viaje a un volátil vecindario conocido como PK5, el pontífice recordó cómo cristianos y musulmanes vivieron en paz durante años en Bangui.
La violencia sectaria que estalló en la ciudad hace casi dos años obligó a la mayoría de los 122,000 musulmanes que residían en la capital, Bangui, a huir por motivos de seguridad. Solo 15,000 siguen viviendo allí ahora.
La visita de Francisco tiene un profundo simbolismo y fue el punto culminante de su visita pastoral a tres naciones africanas. El viaje terminará con el papa oficiando una misa en el estadio de Bangui antes de retornar a Roma.