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Brasil: Cae uno de los narcos más buscados de Río de Janeiro

El narcotraficante brasileño Celso Pinheiro Pimenta, conocido como «Playboy» y quien era considerado como uno de los jefes de bandas criminales más buscados de Río de Janeiro, murió este sábado en una operación policial, según informó la Secretaría regional de Seguridad Pública.

Pinheiro había huido de la cárcel tras haber sido condenado a 15 años por homicidio calificado, narcotráfico y robo.

El narcotraficante, por quien era ofrecida una recompensa de 50.000 reales (unos u$s14.300), fue cercado luego de que la Policía fue informada de que estaba visitando la casa de su novia en el Morro da Pedreira, una favela en la zona norte de Río de Janeiro.

En la operación participaron agentes de la Policía Federal, de la Policía Civil, de la Policía Militarizada y de la Coordinación de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro, ya que su captura era considerada prioritaria para el gobierno regional.

Pinheiro, al que se le incautó un fusil y una pistola, alcanzó a ser conducido con vida a un hospital vecino pero no resistió a las heridas y murió cuando era atendido por los médicos.

El narcotraficante, cuya muerte fue conmemorada por miembros de bandas rivales, controlaba la venta de drogas en el Morro da Pedreira y en la favela de Lagartixa.

La Policía lo acusa de haber sido el líder de un grupo de 50 pistoleros que en 2011 intentó invadir algunas favelas de la región conocida como Complexo da Maré, controlada por una banda rival, en una acción infructuosa que dio inicio a una larga guerra entre narcotraficantes en Río de Janeiro.

Igualmente fue acusado de haber liderado a un grupo de cientos de personas, incluyendo mujeres y niños, que en diciembre del año pasado invadió un depósito en que las autoridades de tránsito guardaban vehículos inmovilizadas y que robó un total de 193 motocicletas en pleno día y a la vista de varios fiscales.

En una entrevista que concedió en febrero pasado al semanario Veja, el narcotraficante, hijo del propietario de un kiosco de periódicos en un barrio de clase media, se definió como «un ser humano que intentó vivir como trabajador pero al que las circunstancias no se lo permitieron».

Pese a que la política de seguridad puesta en marcha por el gobierno de Río de Janeiro en 2009 para instalar puestos permanentes de Policía en favelas, antes controladas por narcotraficantes, ha permitido la expulsión de las bandas armadas de numerosas barriadas, aún hay varias en las que los pistoleros imponen su ley.

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