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Agropecuarios argentinos exigen revertir crisis del sector

Productores agropecuarios argentinos se manifestaron el miércoles en Buenos Aires para exigir que el próximo presidente, que asumirá el 10 de diciembre, revierta la crisis de competitividad que aseguran sufre el sector.

Con un inmenso cartel que rezaba «No maten al campo» rodeando el monumento del Obelisco, situado en un céntrica plaza de la ciudad, unos 200 productores se congregaron para reclamar un giro drástico en la política aplicada durante los últimos 12 años por considerar que los llevó a una «situación crítica» que se traduce en ingresos que no cubren los costos de producción.

Los convocantes integran la Sociedad Rural Argentina, las Confederaciones Rurales Argentinas y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria, tres de las cuatro principales asociaciones agropecuarias del país que en 2008 protagonizaron un fuerte enfrentamiento con la presidenta Cristina Fernández en rechazo al plan oficialista de aplicar impuestos a las exportaciones de granos, el cual finalmente no prosperó.

Desde entonces las relaciones se resintieron y periódicamente gran parte del sector se queja de su falta de competitividad.

«Hoy en Argentina van a quedar dos millones de hectáreas sin sembrar. Para que tenga una idea, Uruguay siembra 1.700.000 hectáreas y hay 10 millones menos de cabezas de ganado de las 61 millones que había en 2006», dijo a The Associated Press Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural.

El dirigente rural dijo que la convocatoria busca mostrar a la ciudadanía la «realidad de un sector que da 60% de las divisas que entran al país y (suministra) un tercio de la mano de obra».

Junto al Obelisco los manifestantes instalaron un gran puesto donde se ofrecían verduras, frutas, leche y pan a precios mucho menores a los que se ofrecen en los comercios.

Etchevehere se quejó de que el consumidor paga en el mostrador «de 10 a 20 veces» más de lo que cobra el productor y dijo que esa distorsión obedece a la intervención del gobierno en el mercado, la presión impositiva, la fijación de precios máximos y mínimos y las trabas al comercio.

Los manifestantes también denunciaron que desde 2002 más de 95.000 productores agropecuarios dejaron la actividad, que en los últimos 12 años desapareció por día un establecimiento de producción lechera y que desde 2005 unos 140 frigoríficos de carne cerraron, lo que hizo que Argentina pasara del tercero al decimocuarto puesto en el ranking mundial de exportaciones cárnicas.

Argentina es el mayor exportador mundial de harina y aceite de soja, cultivo que domina la producción agrícola en el país.

El secretario de Comercio Augusto Costa criticó la protesta al señalar a Radio América que pertenece a un sector que «agita fantasmas porque está perdiendo privilegios».

El funcionario sostuvo que «cuando nosotros beneficiamos a los que menos tienen, los representantes de los productores de los sectores más grandes se quejan porque no se le transfieren riquezas».

Costa puntualizó que el gobierno «no fija los precios internacionales» y los valores de los productos primarios cayeron como consecuencia de la crisis global, en particular los agropecuarios que, según calculó, sufrieron una retracción de entre 40% y 45%, lo que genera menos ingresos a los productores.

Asimismo criticó al titular de la Sociedad Rural por haber recibido en su establecimiento de producción lechera subsidios que el gobierno otorgó al sector, cuando «hace un año decía que recibirlos era humillante y perverso».

La mayoría de los productores apoyan al candidato presidencial opositor Mauricio Macri para las elecciones del 25 de octubre, en las que se elegirá al sucesor de Fernández.

Macri, segundo en las encuestas detrás del candidato por el peronismo oficialista Daniel Scioli, respaldó la protesta.

El dirigente conservador dijo que no aplicará impuestos en el sector, con excepción de la soja, en cuyo caso lo hará gradualmente. Además propuso que no haya topes a las exportaciones.

Scioli ha prometido por su parte ante productores que está dispuesto a rever los impuestos aplicados según sea el cultivo, pero sin dar mayores precisiones. Por otro lado ha rechazado «el falso atajo de la maxidevaluación» y puntualizó que cree en «un Estado presente» en el sector.

El gobierno de Fernández dispuso la creación de un fondo de unos 300 millones de dólares para compensar a los pequeños y medianos productores agrícolas por la caída de los precios internacionales de las materias primas que está destinado a poco más de 46.000 granjeros que producen al año hasta 700 toneladas de soja, maíz, trigo y girasol.

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