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¿El deseo sexual masculino es más fuerte que el femenino?

Muchas personas piensan que los hombres sienten un mayor deseo sexual que las mujeres, pero tal vez sea más correcto señalar que las diferencias se encuentran más bien en cómo se manifiesta este deseo, no en la intensidad del mismo. El deseo en las mujeres, aparece con igual o mayor intensidad que en el hombre, pero sólo en algunos momentos del ciclo menstrual, por lo que resulta menos directo y más difícil de identificar.

El apetito sexual masculino se caracteriza por ser más directo e impulsivo, y porque se dispara con mayor facilidad. Los hombres tienen un deseo más insistente, y es independiente del lugar donde se encuentren y de la calidad de la relación.

Se ha comprobado que los hombres se excitan más espontáneamente y tienen muchas más fantasías sexuales que las mujeres, ya que ellos responden a una necesidad inmediata, en cambio, en las mujeres, el deseo sexual puede depender del entorno y de cómo se sienta con la pareja.

Tanto en el hombre como en la mujer, el deseo sexual está influido por diversos factores físicos y emocionales, como:

La salud.
La liberación de hormonas.
El estado de ánimo.
La calidad de la relación.
Y los pensamientos y fantasías sexuales.

A diferencia del hombre, la mujer necesita un entorno sentimental afectivo donde se estimule para desear tener relaciones sexuales. Puede ocurrir que el hombre invite de forma inmediata y rápida a la mujer a tener sexo, y ésta no responda con la misma urgencia e interés. Esto podría ser interpretado por el hombres como una falta de deseo sexual, cuando lo que realmente ocurre es que no están sincronizados los ritmos sexuales de ambos.

Las diferencias entre ambos sexos en cuanto al deseo sexual, se encuentran en:

Las mujeres necesitan hablar, conectarse, y luego, tener sexo para lograr la intimidad, mientras que los hombres, buscan acercarse a través del sexo, de una manera directa. Esta diferencia confirma que el deseo sexual del hombre NO es más fuerte que el de la mujer, sino que varían en las formas de presentarse y de expresión.

Aceptar estas diferencias y comprender que cada quién tiene un ritmo sexual diferente es fundamental para que ambos desarrollen una vida sexual sana y sin conflictos, y que ninguno acuse al otro de falta de deseo, de amor o cariño.

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