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Moda para dos generaciones de princesas

Moda para dos generaciones de princesas
Moda para dos generaciones de princesas

Cuando el próximo febrero se inaugure en Kensington Palace la muestra Diana: her Fashion Story —en el 20º aniversario de su muerte—, algunas de las prendas más emblemáticas de las allí expuestas llevarán la etiqueta Catherine Walker, una de sus firmas de cabecera. La princesa la vistió en cientos de ocasiones desde su primer embarazo en 1981 hasta su muerte en 1997. Incluso fue enterrada con uno de sus vestidos.

Diana de Gales, con un vestido de Catherine Walker, en 1987.
Diana de Gales, con un vestido de Catherine Walker, en 1987. CORDON PRESS

La marca, una de las favoritas de la realeza y la aristocracia inglesas, fue el proyecto conjunto entre la diseñadora francesa afincada en Londres Catherine Walker y su segundo marido, Said Cyrus. Desde la muerte de la creadora en 2010, es Cyrus quien continúa su legado. Y aunque no es la primera vez que sus diseños son objeto de una exposición, la del próximo febrero evoca en él una emoción especial: “Es un honor estar en esa muestra, cada prenda está llena de recuerdos privados. Pero por encima de todo está la gratitud y el entusiasmo que siempre nos demostró la princesa”.

Tras la muerte de Catherine Walker en 2010, Alexandra Shulman, la directora del Vogue británico, aseguró que la diseñadora había definido una era. A las puertas de celebrar el 40º aniversario de la marca en 2017, su socio y marido está decidido a seguir siendo relevante, y tal vez por ello se resiste a dejarse llevar por la nostalgia: “Ha habido tantos grandes momentos en estos 40 años que necesitaría un libro para describirlos todos”.

Entre sus vestidos más icónicos destaca el conocido como Elvis dress, que hoy pertenece a la colección del museo Victoria & Albert de Londres. Realizado en seda blanca con incrustaciones de perlas, Diana lo llevó en dos ocasiones en 1989, y acabó siendo subastado en 1997 con fines benéficos por más de 81.000 libras de la época.

“Fue un encargo especial para un viaje a Hong Kong”, recuerda el costurero. “Elegimos perlas como un guiño a Oriente, y nos inspiramos en las raíces del vestuario de la realeza británica desde la corte isabelina, ¡y no en Elvis Presley!”.

Kate Middleton, vestida de Catherine Walker, en 2015.
Kate Middleton, vestida de Catherine Walker, en 2015. CORDON PRESS

Catherine Walker & Co., el nombre de la firma hoy, es una de las pocas casas inglesas de costura que ha vestido tanto a Diana como a su nuera, la duquesa de Cambridge. Kate Middleton la ha elegido en numerosos actos oficiales durante los últimos cinco años, entre ellos, uno de los eventos del 90 cumpleaños de la reina Isabel. “Siempre es un honor ver a clientas con nuestras prendas, tanto si son personajes públicos como si no”, afirma un discreto Cyrus al ser preguntado por el efecto Kate. “Como es lógico, cuando los medios se hacen eco siempre recibimos mucho interés”.

La firma, que no hace desfiles y mantiene un perfil bajo, produce todas sus prendas a medida. “Junto a nuestro showroom en Chelsea tenemos un taller donde trabaja un equipo de 30 artesanos: sastres, costureras, patronistas, bordadoras… Nada se hace en el extranjero, ¡ni siquiera fuera de Chelsea!”, explica Cyrus. La confección de una pieza suele requerir entre cuatro y seis semanas, y no hay atajos. “Es más, un vestido de noche con intrincados bordados a mano y adornos de cuentas puede llevar meses”, añade. Recientemente han incorporado una estrategia de comercio electrónico que denominan e-couture: “Nos escribía cada vez más gente desde el extranjero para comprar un diseño nuestro, pero necesitamos probárselo para alcanzar el nivel de excelencia sobre el que hemos construido nuestra reputación. La solución se apoya en que los clientes tengan un sastre local que trabaje con sus medidas exactas. Nosotros fabricamos la prenda en Chelsea, pero es su sastre quien lleva a cabo el último fitting”.

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