Salud

El viacrucis de la vacunación

El viacrucis de la vacunación

Israel tiene mejores indicadores en la inoculación de su gente

Santo Domingo, RD.- Hoy llevé a mis padres a vacunar contra la COVID-19 y me percaté del viacrucis que significa hacerlo. El Plan de Vacunación, si así se puede llamar, elaborado por el gobierno del presidente Luis Abinader es ineficiente e incompatible con el bienestar de nuestros adultos mayores de setenta años.

En enero, les recomendé a las autoridades que pidieran cooperación a Israel en el diseño e implementación de ese plan, por ser ese país el que tiene mejores indicadores en la inoculación de su gente. Por lo que viví hoy, el Gobierno no le solicitó ayuda a nadie.

Hoy es el segundo día de vacunación para ese grupo de edad. Me enteré del centro de vacunación por un mensaje que me llegó del Club Naco, el cual invitaba a sus socios a llevar a sus familiares con edad superior a 70 años. Al final de la tarde de ayer el Gobierno publicó la lista real de centros de vacunación.

A las 8:30 de la mañana de hoy la fila de personas con deseos de vacunarse cubría la mitad del perímetro de las instalaciones del Club Naco. Estoy seguro de que por lo menos mil personas estaban ansiosas por recibir la vacuna. La tecnología utilizada para comenzar a organizar a ese mar humano fue un papelito con un número escrito a mano que se entregaba a los adultos mayores, quienes sentados y de pie esperaban el inicio del proceso de vacunación. Posteriormente, apareció alguien que comenzó a anotar en una libreta los números y los nombres.

Cerca de las 9:30 de la mañana, corrió como pólvora la noticia que más se temía, supuestamente había sólo 200 dosis de la vacuna, pero se indicó que las personas debían registrarse para vacunarse mañana o pasado mañana. Afortunadamente, una hora después, alguien dijo que, al ver las imágenes tomadas por un dron de la inmensa cantidad de personas fuera del club, “la presidencia había decidido enviar 400 dosis más.” Estoy seguro de que esa cantidad resultó insuficiente.

Después de que se entraba a las instalaciones del club, había cuatro estaciones en cada una de las cuales se debía esperar para luego ser llamado y pasar a otra estación. Siete horas después llegó el momento de la vacunación. En este punto hay que hacer un reconocimiento al personal médico y de apoyo, entre ellos los militares, quienes fueron muy amables, serviciales y comprensivos ante la desesperación de nuestra gente envejeciente, que cansada quería que el viacrucis terminara.

Ante lo vivido en el día de hoy, le recomiendo al gobierno el establecimiento de un centro de llamadas que permita a las personas registrarse, y que esté respaldado por un software que asigne inmediatamente un ticket con lugar, fecha y hora para la vacunación. Esto evitará la concentración excesiva de personas en centros y horas específicas, y permitirá la asignación óptima del personal y vacunas. Si eso se hubiese planificado desde enero pasado, estoy seguro de que nuestros viejitos no hubiesen sufrido tanto.

Por: Jaime Aristy Escuder

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