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Alemania justifica sus polémicos controles fronterizos por las mutaciones

Ministerio de Interior, en los primeros días unas 10,000 personas fueron devueltas

Berlín.- El Gobierno alemán justificó este jueves sus controvertidos controles fronterizos por el coronavirus en las fronteras con la República checa y el Tirol austríaco, pese a limitar la libertad de movimiento, uno de los pilares de la UE.

«Es el camino correcto», aseguró el ministro de Interior, Horst Seehofer, al visitar el control temporal instalado en Gottleuba, en el límite alemán de la autopista que conecta Dresde y Praga.

Consideró que la medida es una «importante contribución» en la lucha contra la propagación de las variantes más contagiosas del coronavirus -muy extendidas en ambos territorios- y que benefician tanto a Alemania como a los socios europeos afectados.

Seehofer subrayó que se trata de «reconocer las fuentes de infección y romper las cadenas de contagio», y señaló que Baviera y Sajonia, los dos «Länder» alemanes limítrofes, están entre las regiones con mayor incidencia.

Argumentó además que sería «extraordinariamente difícil» explicar a los dueños de comercios cerrados, a los trabajadores sanitarios y a los empleados en jornada reducida por qué no se toma esta medida de salud pública.

Señaló además que, de una forma similar, Alemania ya impuso severas restricciones a los viajeros procedentes de Reino Unido, Irlanda, Portugal, Brasil, Suráfrica, Suazilandia y Lesoto.

Según datos del Ministerio de Interior, en los primeros cuatro días con esta medida vigente unas 50,000 personas han sido controladas y de ellas, unas 10,000 (20%) fueron obligados a dar la vuelta.

«Es un número muy elevado», reconoció Seehofer, que lamentó que muchos desconozcan aún los nuevos requisitos necesarios para entrar en Alemania.

EL RIESGO DE UN «EFECTO DOMINO»

Las restricciones a la libertad de movimiento dentro de la UE, anunciadas por Berlín el jueves pasado y puestas en vigor el domingo, limitan el paso a los trabajadores esenciales y al transporte de mercancías, y siempre presentando un test PCR negativo reciente.

Las críticas a estas medidas han llegado desde el ámbito político -con el Gobierno austríaco citando al embajador alemán en Viena- y desde la economía, sobre todo del sector automotriz alemán, con muchos suministradores en el extranjero.

De hecho, en los dos primeros días se produjeron importantes retenciones, especialmente algunas de varias horas con República Checa, un problema que se ha ido solucionando con «pragmatismo», según Seehofer, que explicó que todos los turismos se controlan, pero los camiones sólo cuando el tráfico lo permite.

El riesgo es que, como un dominó, los controles fronterizos se vayan generalizando dentro del espacio europeo común, algo que reconoció de forma indirecta el propio Seehofer al indicar que, a raíz del movimiento de Berlín, la República Checa había impuesto controles con Eslovaquia y Austria había hecho lo propio con Italia.

PROLONGAR LOS CONTROLES

Durante la primera ola del coronavirus en Europa la pasada primavera la mayoría de miembros de la UE, de forma unilateral, cerraron fronteras o impusieron fuertes controles, algo que fue cuestionado por su efectividad sanitaria y por sus repercusiones en la política comunitaria.

A finales del año pasado Alemania fue uno de los países que más elocuentemente pidió coordinación para evitar que esto se repitiese, aunque ahora sea uno de los primeros en volver a dar este paso en solitario.

El derecho comunitario permite estas medidas como último recurso, siempre que tengan un carácter extraordinario y, por supuesto, temporal.

A este respecto Seehofer avanzó además que hay una «cierta probabilidad» de que los controles se prorroguen más allá de las dos semanas inicialmente previstas «porque la situación con las mutación no ha cambiado de forma decisiva».

El Gobierno, sin embargo, aún no ha tomado la decisión, agregó el ministro de Interior.

La situación en la frontera sur alemana contrasta con lo que sucede en el norte, donde no se han restringido los movimientos con Dinamarca a pesar de que Flensburg, una ciudad alemana limítrofe, esté registrando un fuerte brote y que más del 50 % de los casos sean de la variante británica (frente al 23% de la media nacional).

En esta localidad se han adoptado nuevas restricciones para frenar los contagios, prohibiendo los contactos entre individuos de distintos domicilios e imponiendo un toque de queda para las noches de los fines de semana.

Fuente: EFE

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