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Cristiano Ronaldo y los suyos vuelven a Portugal como héroes

Cristiano Ronaldo, el capitán lesionado, Pepe, el rey de la defensa, y Fernando Santos, el seleccionador estratega, volvieron a Lisboa este lunes para festejar por todo lo alto la victoria de Portugal en la Eurocopa.

Escoltado por aviones militares, el avión ‘Eusebio’, que transportaba a la selección, aterrizó en suelo luso a las 11h40 GMT, con casi media hora de retraso, según la imágenes retransmitidas en directo por la televisión desde el aeropuerto lisboeta, donde esperaba una marea de aficionados alborozados tras la victoria en la final de la Eurocopa 2016 ante Francia.

Horas antes, la selección lusa abandonó su campo base durante el torneo, situado en Marcoussis (cerca de París), entre los vítores de los aficionados congregados. Antes, los miembros de la Selecçao, liderados por su capitán, Cristiano, salieron unos instantes para ofrecer la copa a los aficionados.

Este primer título internacional llena de alegría a los portugueses y da un empujón de moral a un país al que le cuesta salir a flote después de años de crisis económica.

«El título es para todos los portugueses, para todos los emigrantes, para toda la gente que creyó en nosotros», afirmó Cristiano Ronaldo después del partido, en el que el equipo luso ganó 1-0 en la prórroga ante Francia.

La selección llegará hacia las 11h15 GMT a Lisboa y será recibida una hora más tarde por el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, que les concederá el título de la Orden del Mérito.

En un país loco por el fútbol, la fiesta será por todo lo alto. «Somos los mejores de Europa. Hemos demostrado de qué estamos hechos: resistentes, unidos, capaces de superar cualquier dificultad. Mañana (el lunes) habrá muchos portugueses que reciban a la selección en el aeropuerto», dijo el presidente.

Portugal consiguió su primer título internacional contra el equipo anfitrión, Francia. Es también lo que pasó en 2004, cuando Portugal organizó el torneo y llegó a la final, que perdió de forma totalmente inesperada por 1-0 ante Grecia. Una derrota que se convirtió en un drama nacional.

«¡CAMPEONES! ¡Sois grandes! ¡Felicidades!», tuiteó Luis Figo, estrella de la Seleçao en 2004. A su lado se encontraba entonces un joven prodigio de 19 años que terminó esa maldita final con lágrimas en los ojos.

Cristiano Ronaldo tiene hoy 31 años y es un icono mundial del fútbol. El domingo, en el partido contra Francia, también lloró de dolor y de rabia, aunque el desenlace final fue totalmente distinto.

Lesionado en la rodilla izquierda en el minuto 8, un cuarto de hora después tuvo que ser evacuado en camilla, sin poder contener las lágrimas.

Pero al final las lágrimas de dolor se convirtieron en llanto de alegría después del gol de su compatriota Éder en la prórroga, que dio la victoria al equipo. Este tanto permitió que Ronaldo se alzara con el trofeo en la ceremonia final.

La última media hora del encuentro, Ronaldo estuvo en el banquillo, vibrando y gritando hasta casi convertirse en seleccionador bis, junto al verdadero entrenador, Fernando Santos.

En Portugal, el triunfo de la Seleçao desató una explosión de alegría sin parangón. En Lisboa, en la zona de los hinchas, unas 50.000 personas no podían contener su emoción mientras una retahíla de fuegos artificiales a orillas del río Tajo coronó el memorable triunfo.

– Nudo en la garganta –

Lejos, muy lejos de estas escenas de alegría, Francia se despertaba entristecida este lunes. Dejó pasar la oportunidad de llevarse su cuarto título internacional, tras las Eurocopas de 1984 y 2000 y el Mundial de 1998.

El presidente francés, François Hollande, almorzará este lunes con los jugadores. Algunos de ellos irán con un nudo en la garganta.

«Pasaremos unas vacaciones de mierda», dijo André-Pierre Gignac, atacante de la selección francesa y ahora instalado en México, donde juega con los Tigres de Monterrey. Gignac podría haberse convertido en el primer hombre en levantar una Copa de Europa mientras jugaba en una liga latinoamericana.

Este triunfo en la Eurocopa podría haber ayudado a Francia a olvidar el tenso clima social de los últimos meses, la crisis económica que atraviesa el país e incluso los recuerdos dolorosos de los atentados de 2015. «Es una gran decepción», confesó el seleccionador Didier Deschamps. «Es muy duro, lo tendremos que aceptar y digerirlo».

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