El Atlético se impuso de manera inapelable en el derbi madrileño a un Madrid irreconocible e impidió que el conjunto que dirige Ancelotti se le distanciara en 10 puntos en lo más alto de la clasificación.
Casi 16 años y 13 partidos después, el Atlético logró la victoria en un derbi liguero en el Vicente Calderón. Una muestra más de sus muchas virtudes, que aplacaron a un Madrid sin intensidad, inexistente en el centro del campo y la delantera y con dudas en defensa, donde faltaron jugadores como Sergio Ramos, Pepe y Marcelo.
El partido de los atléticos fue modélico, para dejar sin opciones a un Madrid que apenas tiró a puerta. La goleada escocerá en el Santiago Bernabéu.
No fue un inicio arrebatador del Atlético, como el que suele tener en encuentros de esta grandeza. Más bien acertó el conjunto de Simeone en su primera llegada al área del Madrid.
Juanfran la puso templada al área y Mandzukic la controló en el segundo palo. En lugar de tirar a puerta, la cedió al borde del área, donde Tiago le pegó con el alma.
El gol dejó tocado al Madrid, incapaz de llegar al área del Atlético, que no acusó lo más mínimo la ausencia de Koke, lesionado a los ocho minutos de juego.
Sin presencia en el centro del campo, el Madrid fue superado por el Atlético, que anotó un segundo gol de chilena de Saúl después de un gran centro de Siqueira.
Jugadores de la talla de Bale, Cristiano o Benzema no aparecieron en un primer tiempo donde el Madrid fue incapaz de tirar sobre la portería defendida por Moyà.
No reaccionó el Madrid en la segunda parte. Su juego, plano todo el encuentro, no inquietó al Atlético.
Tras unos minutos de repliegue, el equipo de Simeone apretó el acelerador, ofreciendo estupendas combinaciones, con un Arda excelso y Madzukic moviéndose con mucho sentido. Llegó el tercer gol, obra de Griezmann, y el Madrid sacó la bandera blanca.
Salieron del campo Isco y Benzema, entrando Illarramendi y Chicharito Hernández. Toda una declaración de intenciones de Ancelotti. Pésimo partido de las estrellas del Madrid, caso de Isco, Cristiano, Bale o Benzema.
La guinda la puso Mandzukic, con un espléndido gol de cabeza en el último minuto.
