Una nueva tendencia se ha posicionado en el mercado, desde que una madre australiana, Sonia Singh, tras ser despedida del CSIC de su país decidió “rescatar y rehabilitar” viejas muñecas Bratz para darles un estilo más “sensato”, según ella lo considera.
Singh, empezó a colgar fotos del antes y el después de estas muñecas en su cuenta en Tumblr «Tree Change Dolls”. Presentó unas muñecas sin maquillaje, que ahora se les puede ver con una especial sonrisa, con una ropa menos sexy, más adecuada a una niña.
Esto reabre el debate sobre la hipersexualización de los juguetes, que sugiere que este tipo de muñecas “Barbie, Bratz”, hacen que las niñas quieran crecer más rápido.
María Costa, pedagoga del Instituto Tecnológico del Juguete explica que “Lo que quieren las niñas sobre todo es jugar con cosas nuevas y diferentes (…) No hay nada malo en jugar con una muñeca muy maquillada, el problema es jugar solo a eso”.
Además determina que los calificativos de sexys ó exageradas, se lo colocan los padres, “donde una mamá ve a una estríper, las niñas solo ven fantasía, muñecas que se parecen a las mujeres que ven en la tele y las revistas”, dijo Costa.
Las marcas de juguetes no cambian la imagen de sus productos porque no trabajan para complacer a los padres sino a los niños.
Sing vendió las 20 primeras en segundos. El 8 de marzo subastó una por 1.334 euros. La prensa de todo el mundo se hizo eco de esto.
La realidad es que Sonia no para de trabajar, el pasado sábado puso a disposición de sus fans 20 nuevas muñecas. Su hobby ya es un pequeño negocio.
