Carlos Puigdemont, expresidente de la Generalitat Catalana, se trasladó a Bélgica, donde se esperaba que solicitara asilo político, lo cual ha negado en tres ocasiones.
Puigdemont, ha pedido apoyo a la comunidad internacional, acusando a España de serio déficit democrático, además de aducir que la causa catalana es la misma de Europa: la democracia.
Asimismo, Puigdemont ha denunciado la politización de la justicia, que la querella del estado español es política y no jurídica; que aceptan la convocatoria de las elecciones del 21D, así como también, los resultados que tengan las mismas.
Mediante la aplicación del artículo 155 de parte del Gobierno español que encabeza Mariano Rajoy, del Partido Popular español, se procedió judicialmente en contra de Puigdmont, y está acusado de los siguientes delitos: rebelión (15 a 30 años de cárcel), malversación (tres a ocho años de cárcel), prevaricación (nueve a 15 años de inhabilitación) y desobediencia ( seis meses a dos años).
Puigedmont ha sido bien asesorado. Las posibilidades de obtener asilo político eran casi imposibles. En la Unión Europea existe un solo régimen común de solicitud de asilo, que es conocido como Sistema Europeo Común de Asilo (SECA), que facilita el acceso de procedimiento de asilo a las personas necesitadas de protección, y que además de permitir la adopción de decisiones más justas rápidas y acertadas, le permite a quienes temen persecución que no estarán en situación de peligro, cuyos derechos fundamentales podrían ser vulnerados, esto sería difícil de aplicar en el caso de Puigdemont. El artículo 155, aplicado por el Gobierno español, no ha aplicado una medida excepcional, no aplica en esta situación. España es un estado miembro de la Unión Europea, al igual que Bélgica, donde se respeta el estado de derecho, y como miembro de la Unión Europea, está sometido a la revisión de las instancias correspondientes de Bruselas.
Un total de nueve españoles, desde 2008 hasta el 2017, han solicitado asilo y les ha sido denegado. La restricción de asilo en la Unión Europea tiene un aporte español. El Protocolo 24, conocido como el ¨Protocolo Aznar¨, en alusión al expresidente del Gobierno español, del Partido Popular, José Maria Aznar, que restringe seriamente la posibilidad de que un estado miembro de la Unión Europea ofrezca asilo a un nacional de otro estado miembro.
La declaración unilateral de independencia de Cataluña y la presencia de Puigdemont en la capital de la Unión Europea son una muestra de que en España fracasó la vía política, el diálogo sensato de una élite dirigente con sentido del momento histórico que le circunda, de los resultados de sus acciones en el mediano y largo plazo, y abrieron sus puertas, por completo, a uno de los escenarios más graves de la historia contemporánea española, herida que costará varias generaciones poder curar y cerrar, y que además, por el resurgimiento de los nefastos fantasmas nacionalistas en Europa, tendrá repercusiones negativas más allá de sus fronteras.
