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Putin aclama contener tensiones sociales producidas por la COVID-19

El estallido a día de hoy de un conflicto global

Moscú.- El presidente ruso, Vladímir Putin, aprovechó hoy su intervención en el Foro de Davos después de doce años de ausencia para llamar al mundo a atajar cuanto antes las tensiones sociales e internacionales provocadas por la pandemia de la COVID-19.

«Vemos una crisis de los anteriores modelos e instrumentos de desarrollo económico, un agravamiento de las disparidades sociales tanto a nivel global como en países concretos», dijo Putin durante su alocución virtual.

Putin dibujó un panorama desolador debido al coronavirus. Consideró obsoletas tanto las políticas económicas ultraliberales que ponen el crecimiento económico por delante del bienestar del individuo, como la insistencia en un mundo unipolar y la prioridad de las plataformas digitales sobre las instituciones democráticas tradicionales.

Una nueva crisis de entreguerras

Durante un discurso plagado de críticas a Occidente, Putin advirtió de que la situación provocada por la pandemia recuerda lo ocurrido en el mundo en la década de 1930, en alusión a la crisis de 1929, el surgimiento del nazismo y el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

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El virus ha provocado «una brusca polarización social, un aumento del populismo, del radicalismo de derechas e izquierdas y otros extremos, y un agravamiento y recrudecimiento de los procesos políticos internos, inclusive en los países punteros».

«Todo esto repercute inevitablemente en el carácter de las relaciones internacionales (…). Tiene lugar un debilitamiento de las instituciones internacionales, se multiplican los conflictos regionales y se degrada el sistema de seguridad global», apuntó.

Advirtió de que el «juego sin reglas», en las que algunas potencias utilizan sanciones, barreras comerciales y restricciones tecnológicas contra aquellos países que se niegan a ser «obedientes satélites», aumenta radicalmente «el riesgo del uso de la fuerza militar por unos u otro motivos inventados».

Al tiempo, consideró que el estallido a día de hoy de un conflicto global es, «en principio, imposible», ya que significaría «el fin de la civilización», y agregó que si «no se hace nada» la situación puede desarrollarse de manera «incontrolable».

Una vacuna contra la desigualdad

Putin opinó que la principal consecuencia de la pandemia es el aumento de las desigualdades sociales y llamó a buscar una vacuna contra ese problema.

«Esta pandemia ha agravado los problemas de desequilibrio que ya se acumulaban en el mundo. Existe la posibilidad real de encontrarse con un auténtico colapso en el desarrollo mundial, marcado por la lucha de todos contra todos y los intentos de solucionar las contradicciones con la búsqueda de enemigos internos y externos», afirmó.

Denunció que, en el caso de los países desarrollados, aumentaron los ingresos sólo del 1 por ciento de la población, mientras la mitad de los habitantes experimentan desde hace mucho tiempo un estancamiento de su poder adquisitivo.

Putin alertó del peligro de la creciente disparidad entre la economía real y virtual, lo que puede provocar «cataclismos de consecuencias imprevisibles».

«Hay que centrar los auténticos esfuerzos y recursos en reducir la desigualdad social dentro de los países, al igual que un acercamiento gradual de los niveles económicos de los diferentes países y regiones del planeta. Así no habrá crisis migratorias», señaló.

Abanderado de un capitalismo de Estado, aseguró que la única respuesta a los desequilibrios son las ayudas estatales y no las medidas macroeconómicas liberales.
«Una economía donde la gente no sea un medio, sino un fin», indicó.

Descontento social y el asalto al Capitolio

El líder ruso alertó de que, como consecuencia del creciente desequilibrio, ha aumentado la «intolerancia social, racial y étnica» en países con instituciones democráticas teóricamente «sólidas».

«Esto exige una especial atención (…). Es una peligrosa ilusión pensar que estos (problemas) pueden ser ignorados, obviados y arrinconados», aseveró.

Alertó de que los «gigantes digitales» están asumiendo un excesivo rol en la sociedad actual y vinculó directamente ese fenómeno con el asalto del Capitolio en Washington a principios de enero por parte de los partidarios del presidente saliente, Donald Trump.

«En algunos casos, ya compiten prácticamente con el Estado», dijo, y llamó a trazar una línea fronteriza entre un negocio exitoso y los intentos de «controlar la sociedad reemplazando a las legítimas instituciones democráticas».

Aunque admitió que ese problema incumbe «no sólo a EEUU», en referencia a la frenética actividad en las redes sociales de su principal enemigo, el detenido líder opositor ruso Alexéi Navalni, muy popular entre las nuevas generaciones de rusos.

Putin también llamó la atención sobre el hecho de que «cientos de millones de personas», especialmente en África, están privados de la mera esperanza de acceder a las vacunas contra la COVID-19.

«Vemos que la vacunación masiva es accesible principalmente a los habitantes de los países desarrollados. En la práctica, tal desigualdad puede significar una amenaza global. (El coronavirus) No sabe de fronteras. Para las infecciones y pandemias no existen fronteras», subrayó.

Fuente: EFE

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