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Pietro Parolin tomará posesión de una Secretaría de Estado abocada al cambio

El papa Francisco presidirá mañana un acto con el que terminará la era del poderoso Tarcisio Bertone y en la que el exnuncio de Venezuela Pietro Parolin tomará posesión de su cargo como responsable de una Secretaría de Estado vaticana abocada al cambio.

Francisco recibe mañana en audiencia a los componentes de la Secretaría de Estado y que servirá para despedirse del cardenal Tarcisio Bertone, que deja el cargo tras siete años y después de que se anunció su sustituto el pasado 31 de agosto.

Cada papa suele nombrar tras su elección a un nuevo secretario de Estado, su «primer ministro», por lo que la sustitución de Bertone fue una sorpresa. Eso sí, se trataba de una decisión muy esperada después de que Bertone, de 78 años, quedara salpicado por el escándalo de las filtraciones de los documentos vaticanos (el llamado Vatileaks), en los que se le acusaba de mala gestión y de abuso de poder. Bertone seguirá, por el momento, como presidente de la Comisión cardenalicia que vela sobre el IOR, el Banco vaticano, hasta completar el estudio que exigió al banco vaticano Moneyval, el organismo del Consejo de Europa que evalúa la transparencia de las entidades.

También el hasta ahora poderoso secretario de Estado mantendrá, hasta cumplir los 80 años, el cargo de Camerlengo, quien se ocupa de guiar la Iglesia en el periodo de Sede vacante, es decir, el que transcurre tras la muerte del papa y la elección de su sucesor. Desde mañana comenzará la labor de Pietro Parolin, con el que Francisco cumple con la tradición de sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI de que un papa no italiano nombra a un italiano como secretario de Estado.

El papa argentino ha apostado por un diplomático con experiencia, pero que también conoce perfectamente cómo funciona la Curia Romana, pues de 2002 a 2009 fue subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado. Parolin llega a una Secretaría de Estado cuyas competencias sufrirán importantes variaciones debido a la reforma de la Curia que ha acometido Francisco tras las peticiones de los cardenales antes de la celebración del Cónclave.

En una primera ronda de reuniones los pasados 1, 2 y 3 de octubre, la Comisión de ocho cardenales nombrada por Francisco para abordar estos cambios concluyó que la poderosa Secretaría de Estado «tiene que convertirse a todos los efectos una Secretaría del papa», y eliminar así muchas de las competencias que acumula. Y por tanto se lanzó la hipótesis de crear la figura de un llamado «Moderator Curiae», es decir, un mediador de las relaciones entre los jefes de los dicasterios, los «ministerios» que forman el gobierno de Iglesia, y el papa.

Una consideración, explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi hace unos días, que tendrá muy en cuenta Francisco cuando el antiguo nuncio en Venezuela tome posesión de su cargo. Como secretario de Estado, Bertone era el trámite por el que había que pasar para llegar al papa, y esto no gustaba, pues según surgió de los consistorios de los cardenales previos al cónclave, estos pedían un mayor contacto directo con el pontífice y eliminar el papel «todopoderoso» de esta figura. El sucesor de Bertone estudió en la academia que forma a los diplomáticos del Vaticano, donde se licenció en 1986, y comenzó su trabajo en las nunciaturas, primero en Nigeria y luego en México hasta 1992, cuando regresa a Roma a la Secretaría de Estado que guiaba Angelo Sodano. En 2002 es nombrado subsecretario de Relaciones con los Estados (Ministerio de Exteriores) y en 2009, Benedicto XVI le nombró nuncio en Venezuela en un intento de mejorar las relaciones entre el presidente de ese país, Hugo Chávez, y la jerarquía católica.

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