Santo Domingo, RD.- Quienes residen en los alrededores de la cañada de Guajimía se sienten impotentes al no ver una solución definitiva al hedor y la contaminación que se produce en el lugar
Con la llegada de las lluvias, crece la decepción de miles de familias que solo han recibido promesas de una solución a una cañada que se ha convertido en un foco de contaminación y enfermedades.
El hedor es nauseabundo convirtiéndose en el lugar perfecto para la proliferación de ratas y todo tipo de plagas. Las aguas de la cañada de Guajimía se desbordan sacando a flote las promesas incumplidas de las autoridades.
Buzos llegan desde San Cristóbal para recolectar miles de envases plásticos que llegan aquí desde distintos litorales.
El gobierno anunció la intervención de la cañada para su saneamiento y acondicionamiento obra que requerirá una inversión superior a los 50 millones de dólares.
La segunda fase se desarrolla en tres etapas: Un estudio de impacto ambiental y social, el cual se realizó el pasado año; la construcción de 384 apartamentos para reubicación de familias; ampliación de las redes de agua potable y de alcantarillado en las zonas faltantes del proyecto y obras complementarias de las cañadas afluentes.
En las temporadas de lluvias, vivir cerca de la cañada representa un gran peligro para padres de familias, que en desafortunadas ocasiones sus hijos han quedado atrapados en sus aguas cloacales.
Sin embargo, en el sector Los Ríos, al Noroeste del Distrito Nacional, la situación es totalmente es diferente.
Allí los residentes aplauden la puesta en marcha del proyecto de saneamiento Pluvial y Sanitario; que deja atrás foco de contaminación de una población de más de 70 mil habitantes, que utilizaban la cañada como vertedero.
