En Ginandiana del Seibo sus residentes luchan por volver a la normalidad, mientras agradecen haber sobrevivido a la furia del huracán que expuso las precarias condiciones en que habitan.
Cuatro días después del terrible fenómeno atmosférico que golpeó con furia la zona Este y Nordeste del país, cientos de familias luchan por retornar a la normalidad, mientras las autoridades trabajan en reparar viviendas y otros daños que causó el huracán.
Pero algunas comunidades todavía carecen de agua potable, por lo que carga dos garrafones con agua del río que días antes anegó su casa.
Una escena que repiten decenas de madres, pues cuatro días después del azote de Fiona todavía no reciben agua potable.
En el Seibo, como en otra de las ocho provincias declaradas en emergencia el rastro de Fiona permanece visible.
Estos ciudadanos esperan que la ayuda anunciada por las autoridades pueda ser completada en la brevedad posible para continuar con el rumbo de sus vidas, pues olvidar el trauma de perderlo todo, aseguran, les tomará más tiempo.
