Santo Domingo, RD.- En el sector La Jabilla a orillas del Río Ozama más de 400 familias sobreviven día a día a las constantes amenazas por los derrumbes de tierra o que una noche, mientras todos duermen, este río los arrastre y los sepulte en el fondo de sus aguas.
Para quienes residen en esta zona de vulnerabilidad, el peligro ya es una costumbre y un estilo de vida al que se han adaptado.
No obstante a esto, al conversar con estas personas se puede leer el terror en sus ojos.
En condiciones paupérrimas, hacinados y sin ninguna salubridad viven miles de niños. También, ancianos y discapacitados sumergidos en la más vil de las pobrezas.
Los niveles de contaminación son incalculables, aguas cloacales al descubierto produciendo un hedor putrefacto. Además de la cantidad de basura descompuesta recrean un escenario que parece sacado de una obra de ficción.
Y como si todo esto fuera poco, enormes rocas los acechan desde lo alto.
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Residentes en orilla del río Ozama lleno de temor por lluvias
Quienes viven en zonas vulnerables como a orillas del rio Ozama, viven una amarga travesía en cada temporada de lluvias.
Las personas que residentes en estas zonas a la orilla del río Ozama e Isabella no tienen un momento de tranquilidad cuando llegan la época de lluvias.
Cansados de vivir esta situación viendo sus casas inundadas, claman al gobierno venir en su auxilio.
Se ven forzados a salir de sus casuchas, dejando sus pocas pertenencias a la voluntad de los ladrones.
Además del peligro que representa la crecida de este río, estas personas se enfrentan a la contaminación que se produce en las cloacales acumuladas por doquier.
Con cada temporada ciclónica llega la desesperanza a tocar las puertas de estas familias para avisarles que nuevamente sus vidas y la de sus familias pende de un hilo.
Cientos de familias viven a orillas del río Ozama en el Gran Santo Domingo. Los Guandules, Las Cañitas, La Ciénaga, Los Tres Brazos, Las Lilas y el Dique, son algunos de los barrios. Los que se divisan desde los puentes Francisco del Rosario Sánchez (puente de la 17) y Juan Pablo Duarte. Enfrentan hacinamiento, exposición a enfermedades e inundaciones.
