En mayo de 2013 comenté que el ajuste del salario mínimo quedaría en el entorno de un 15%. Para esa fecha los sindicalistas exigían un 30%, mientras los empresarios ofrecían 5%. En julio se registró un ajuste del salario mínimo de un 14%.
¿Cómo realicé mi pronóstico? Sume la inflación acumulada en ese período, que era 9%, al aumento de productividad que se situaba en el entorno de un 3%. Y señalé que durante el proceso de negociación –que se extendió por cinco meses- los empresarios aceptarían dos o tres puntos porcentuales adicionales. Esas variables acumulaban un ajuste de hasta un 15%.
Ahora va mi pronóstico para el período 2013-2015. Nuevamente los sindicalistas están exigiendo un aumento salarial de un 30%. Lamentablemente, esa cifra no es económicamente viable.
La inflación acumulada entre mayo de 2013 y abril de 2015 es 3.6%. Si se asume un aumento de productividad de 3%, se puede estimar que el incremento del salario mínimo podría quedar alrededor del 7%. Quizás un punto o dos más.
En España los sindicatos y los patronos, con la mediación del gobierno, fijaron el incremento salarial en 1% para 2015. Dado que se prevé que la tasa de inflación para 2015 será de 0.6%, se estima un aumento del poder adquisitivo de 4 décimas.
De esto se desprende que la única forma de aumentar sostenidamente el salario real es mediante el incremento de la productividad de la mano de obra.