San Cristóbal, RD. – En medio de los escombros y la confusión que dejó la devastadora explosión que sacudió la ciudad de San Cristóbal, emerge un testimonio que ilustra la cruda realidad vivida por una joven en ese fatídico momento. Jeniffer Nathalie Cuello Lorenzo, con voz entrecortada, compartió su experiencia a través de un video que conmueve a quienes han tenido la oportunidad de escucharla.
Era un lunes 14 de agosto y el reloj marcaba las 3:15 de la tarde. En el Hospital Juan Pablo Pina, donde Jeniffer trabaja, el trajín cotidiano parecía seguir su curso hasta que una repentina explosión rompió la calma y desató el caos. El sonido ensordecedor y la onda expansiva se abrieron paso en cuestión de segundos, sacudiendo la estructura del edificio y generando una nube de escombros y polvo.
En su relato, Jeniffer Cuello describe cómo la tranquilidad del día se transformó en una escena caótica y desgarradora. Mientras intentaba entender lo que sucedía, sus sentidos se vieron inundados por la arena y los escombros que llenaron el aire. «De repente mis ojos, de un color negro profundo, se llenaron de arena. Todo se tornó oscuro, como si la misma tragedia hubiese pintado el mundo en tonos sombríos», narra con un tono de incredulidad en su voz.
El miedo se apoderaba de ella
En medio del humo y la confusión, Jeniffer, como muchos otros, sintió que el miedo se apoderaba de ella. La incertidumbre sobre la magnitud de la explosión y sus consecuencias se reflejaba en los rostros angustiados a su alrededor. Su relato recoge el temor y la sensación de vulnerabilidad que experimentó en esos momentos, cuando el panorama que había conocido de repente se transformó en un escenario caótico y surrealista.
Aunque el video contiene solo una pequeña fracción de lo que narró Jeniffer sobre lo que ella y tantos otros vivieron en ese día fatídico, su testimonio logra transmitir la conmoción y el impacto emocional que quedó grabado en sus recuerdos. Su voz se une a la de aquellos que fueron testigos directos de la tragedia en San Cristóbal, recordándonos la fragilidad de la vida y la fuerza inesperada de los acontecimientos que pueden cambiarlo todo en un instante.
Esta crónica refleja el coraje de una joven que, a pesar de haber enfrentado el horror de la explosión de San Cristóbal, tuvo la valentía de compartir su experiencia con el mundo. En sus palabras yacen las emociones y los sentimientos que marcaron ese día en la ciudad de San Cristóbal, recordándonos la importancia de la solidaridad y la empatía en momentos de adversidad.
