Santo Domingo, RD.- ¿Se imaginan vivir dentro de una obra de arte? Pues un artista plástico dominicano, Cristian Tiburcio, lleva 28 años convirtiendo el hogar de su familia en Bonao en una «casa museo«. En el lugar los utensilios de la cocina hasta las paredes cuentan una historia.
«Un mosaico de figuras inconclusas» da acceso a un despliegue de arte en cada rincón de la «casa museo» de Cristián Tiburcio.
Por unas escalinatas con figuras armoniosamente combinadas se accede al segundo nivel. Mientras la vista se pierde en techos y paredes totalmente cubiertos con piedra caliza y cerámica, que las ha colocado una por una en 28 años.
Para este artista cada material que pueda reciclarse, también puede escribir una nueva historia. En la cocina, allí lo más cotidiano como una licuadora también fue convertido en arte.
Uno de los puntos más llamativos es el trono, ideal para fotografiar, contiguo a un dormitorio armonizado con piezas únicas.
Desde temprana edad Cristián Tiburcio tenía definida su pasión que, como sus imponentes obras expuestas en su sala-galería, fue esculpida bajo la guiansa de Cándido Bidó.
Y todo ese talento no solo lo ha plasmado en el hogar que comparte con su esposa e hijas, sino en al menos ocho monumentos del país. Como el levantado a los héroes del 30 de mayo. Siendo mecedoras de reconocimientos y exposiciones bienales. Aunque asegura no ha sentido el respaldo e las autoridades.
28 años después, la casa museo de Cristián Tiburcio busca diversificarse y contará en los próximos meses con un Café, para el que ya se esculten las mesas. Tienda de souvenir y, a las afueras, un jardín de esculturas para que los visitantes puedan seguir disfrutando la experiencia de vivir dentro de una obra de arte.
Por Karelyn Cuevas
