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Alcalde Francisco Peña afianza popularidad a puro clientelismo político

El mismo que ordenó la instalación de la réplica de la Torre Eiffel, frente a la Plaza de la Bandera, ha adoptado una modalidad aparentemente clientelar para ganar simpatías y sumar adeptos a su proyecto político.

Santo Domingo RD.- El alcalde de Santo Domingo Oeste, Francisco Peña, sigue cosechando popularidad sobre la base de unas supuestas ayudas sociales que tienen a los más necesitados bajo su sumisión.

El acalde Francisco Peña, el mismo que ordenó la instalación de la réplica de la Torre Eiffel, frente a la Plaza de la Bandera, ha adoptado una modalidad aparentemente clientelar para ganar simpatías y sumar adeptos a su proyecto político.

Lo que en principio inició como un miércoles de Asistencia Social, donde el alcalde recibía a comunitarios que le exponían sus necesidades, hoy ha sobrepasado el espacio físico de la alcaldía. Cada quince días cientos de personas esperan desde las cinco de la mañana y en las afueras del cabildo a Francisco Peña, el alcalde de las famosas ayudas sociales.

El proceso funciona de la siguiente manera: durante el mes, Francisco recibe un miércoles sí y uno no a treinta personas de las más de trescientas que llegan al ayuntamiento. Quienes logran un ticket (que funciona como una cita), logran verlo. Todo indica que la generosidad es tal que la cantidad de gente sobrepasa los límites.

La cantidad de personas que se aglomera a la luz de un sol implacable se apreciaba a lo lejos. Muchas llegan de madrugada en busca de hasta lo que Francisco prometió en campaña y aún no ha cumplido.

Los pedidos al alcalde no tienen límites: dinero para la compra de una receta médica, construcción de una casa, petición de empleos, e incluso, pensiones o ayudas fijas.

A los miércoles de asistencia social también acuden los compañeros de partido a los que durante su campaña les prometió un nombramiento. De igual forma, los que su hijo canceló y que para subsanar el hecho Francisco les garantizó un empleo.

Según nos comentó una colaboradora cercana al alcalde fuera de cámaras, esta práctica es una de las favoritas de Francisco Peña, porque ha contribuido a fortalecer su popularidad. Explicó que el alcalde recibe a los necesitados en su despacho. Posteriormente, las ayudas se tramitan a través de la Dirección de Bienestar Social que dirige de manera honorífica su hija, Massielle Peña. Aseguró que a los beneficiados se les da seguimiento, lo que lleva cuestionarnos porqué si una persona resultó favorecida, se le permite participar varias veces en el proceso de solicitud.

Se podría decir que esta práctica clientelar adoptada por Francisco Peña, refleja la manera en cómo se derrochan los recursos del Estado sin que entidades como la Cámara de Cuentas o el propio Consejo de Regidores de la Alcaldía, que es órgano de control interno, cumplan con su función de monitorear la ejecución del presupuesto municipal.

Es evidente que quienes menos tienen endiosan al denominado alcalde del pueblo, pero la pregunta es a costa de qué él se gana su simpatía, porque sus dádivas resuelven problemas momentáneos, pero no los verdaderos problemas que son una prioridad para el pueblo, y eso la sociedad debe aprenderlo.

Autor: Humberto Adames.

Más contenido por Redacción CDN

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