Santo Domingo, RD. – A pesar de que la ley es clara en cuanto al tratamiento que se debe dar a enfermos crónicos y enajenados mentales que han cometido delitos, las cárceles dominicanas están copadas de presos en estas condiciones.
Esta situación se ve agravada aún más por el hacinamiento en los recintos y la falta de diligencia de los jueces de ejecución de la pena, quienes deben velar por el cumplimiento de la norma.
Los abogados cuentan cuál es el procedimiento para excarcelar a un enfermo terminal.
En deplorables condiciones una cantidad importante también sufre su sentencia paralela: las enfermedades terminales como cáncer y tuberculosis. Además, algunos también presentan VIH, bacterias y otras enfermedades, según evidenció la Defensoría Pública en un levantamiento.
Ante esas instancias la parte interesada debe presentar constancia de su mal, para que complete su sanción bajo otra medida restrictiva.
Sin embargo, muy pocos enfermos terminales logran salir de la prisión y no precisamente por negativa del Estado.
Los juristas también deploran enajenados estén privados de libertad. Solo en La Victoria hay 150, según el Defensor del Pueblo.
Añaden que el hacinamiento en que miles purgan sus delitos en la República Dominicana no es nuevo.
Llaman a las autoridades prestar atención a fin de impedir más enfermos terminales mueran sin dignidad.
Presos con enfermedades crónicas mueren por falta de medicamentos
Pese a las acciones para descongestionar los centros penitenciarios dominicanos, el Estado tiene un reto por delante: dignificar la vida de los internos con enfermedades crónicas.
En un levantamiento realizado por la Defensoría Pública se constata que los internos con condiciones especiales enfrentan un escenario adverso. A la carga que representa estar privado de libertad se suma la incertidumbre de morir por ni siquiera tener acceso a medicamentos.
A raíz del informe que anualmente realiza la Defensoría Pública, el Poder Judicial ha tenido que responder. Se vio obligado a promover un Plan de inclusión de las personas privadas de libertad. El plan no pasa del papel. Pero la Defensoría argumenta que ahora se tiene la intención de prestarles especial atención a los internos con enfermedades crónicas. Se aboga por aquellos que, por un tema de sobrepoblación en las cárceles, se dificulta el cuidado, higiene y seguimiento.
Se busca que esos reclusos que no puedan cumplir una privación de libertad por enfermedad, al menos se les permita morir en sus casas.
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