Mientras se celebra en París la cumbre mundial contra el cambio climático, Beijing, capital de China, amaneció este lunes envuelta en una densa capa de contaminación que mantiene a la metrópolis en alerta naranja, la segunda más grave tras la roja y la primera vez que se activa en lo que va de año.
Con un nivel recomendado de 20 microgramos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Beijing amaneció hoy con una nueva sensación de “airpocalypse” (apocalipsis del aire), como se denomina popularmente al intenso gris del cielo que apenas permite disipar las cumbres de los rascacielos de la ciudad.
El medidor de concentración de partículas PM 2,5, aquéllas de un diámetro inferior a las 2,5 micras y las más perniciosas para la salud, de la Embajada de EEUU en Beijing indica este lunes un resultado de 592 microgramos por metro cúbico en el aire de la capital china.
Ante esta situación, las autoridades de Beijing decretaron el domingo la alerta naranja por primera vez este año, que obliga a las plantas industriales a reducir o cancelar su producción y a que las obras paren el transporte de materiales y desperdicios.
